Año 8, número 15, julio-diciembre de 2010. ISSN 1870-1477

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Rodríguez González, R. (2010). La significación social de la Cultura Física en la pedagogía humanista de José Martí. Odiseo, revista electrónica de pedagogía, 8(15).  Recuperado el {día, mes y año} a partir de: http://www.odiseo.com.mx/2010/8-15/rodriguez-cultura-fisica-marti.html

La significación social de la Cultura Física
en la pedagogía humanista de José Martí

Reynier Rodríguez González
Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte, Facultad de Camagüey

Resumen: José Martí considera que en el desarrollo humano no es sólo importante la producción de bienes económicos, sino en términos eminentes, el cultivo del hombre y la subsistencia e incremento de la riqueza humana. Por eso en el pensamiento martiano existe una idea constante: el desarrollo del ser humano debe estar dirigido hacia la totalidad del hombre y a toda la humanidad. Es decir, entender toda esa jerarquía de valores en relación existentes en la persona humana desde el universo de lo físico hasta el universo moral y al mismo tiempo alcanzar toda la estratificación social.

Palabras clave: Cultura Física, Humanismo, Pedagogía.

Recibido:  Septiembre de 2010; aceptado para su publicación: diciembre de 2010.

Una de las constantes que distinguen al humanismo como concepción filosófica es su mirada centrada en el ser humano, junto a su interés por el desarrollo de una personalidad completa y armónica. (Laeng, 1979; Martínez de Osaba y Goenaga, Juan. A; Cruz Blanco, Mayrilian).

A partir del renacimiento destacados maestros humanistas orientaron la enseñanza hacia una educación integral donde el ejercicio corporal jugaba un papel fundamental. Esta enseñanza tenía como principio esencial el desarrollo pleno de las capacidades físicas para lograr una mejor adaptación al medio, mayor éxito en las exigencias propias de la vida cotidiana, junto a la educación cívica, intelectual y moral del ser humano. (Álvarez del Palacio, E: 1999; Roca i Balash, J: 2001; Martínez de Osada y Goenaga, J: 2006)

Al observar la historia de las ciencias pedagógicas entre los siglos XIV y XIX se percibe que está formada de cambios, regresiones y estancamientos. Los avances están dados con la aparición de pedagogos humanistas claves (Victorino del Feltre, Jerónimo de Mercurialis, Miguel de Montaigne, Juan Amos Comenius, John Locke, Juan Jacobo Rousseau, Juan Pestalozzi y otros) que a través de su labor de síntesis del conocimiento existente (o ruptura con los mismos) contribuyen a formulaciones teóricas para el avance de la civilización humana.

La historia de Cuba, más que una realidad vivida, constituye una fuerza inspiradora de nuestra sociedad, porque está llena de personalidades que se han destacado no sólo por su pensamiento y decir, sino también por su obrar, en ellos está conjugado de forma singular la fe en una Cuba para los cubanos, y en un amor inmenso a la tierra que los vio nacer. Hombres de los cuales tenemos muchas lecciones de verdadero gesto patriótico por su entrega y dedicación a Cuba.

Del siglo XIX cubano apunta José Lezama Lima:

… fue creador desde su pobreza. Desde los espejuelos modestos de Varela, hasta la levita de las oraciones solemnes de Martí, todos nuestros hombres esenciales fueron pobres. Claro que hubo hombres ricos en el siglo XIX, que participaron del proceso ascensional de la nación. Pero comenzaron por quemar su riqueza, por morirse en el destierro, por dar toda la extensión de sus campiñas un campanazo que volvía a la pobreza más esencial, a perderse en el bosque, a lo errante, a la lejanía, a comenzar de nuevo en una forma primigenia y desnuda (Vitier, C. 2001: 57 – 58).

Sin dudas este período es rico en este sentido, vio nacer al hombre más grande de nuestra historia patria: José Martí. Tanto su vida, como su obra son parte indiscutible del patrimonio y del sostén cultural de la nación cubana, ya que considerable parte de ella, está expresada en su labor como uno de los escritores de más alto renombre de nuestra patria. La Obra Martiana constituye la expresión más alta de los valores de la cultura y del pensamiento cubano, ya que su influencia en las generaciones que lo precedieron es notable.

Martí contaba con una gran erudición; como señala Cintio Vitier: “…fue un hombre vocado a la cultura integral. Tuvo pasión absoluta del conocimiento. Ninguna rama del saber le fue ajena” (Vitier, C. 1997: XI). Él no sólo tuvo una imagen del universo de las humanidades sino también se puede encontrar dentro de sus escritos un marcado interés por disciplinas científicas.

Poseía la virtud de “enlazar múltiples saberes bajo el lema oculto en la etimología de la palabra “universo”: versus uni, lo diverso en lo uno, raíz también de la voz “universidad”…” (Ibídem. 1997: XI), pero su conocimiento no se queda en la pura abstracción de las ideas sino que de alguna forma influía en las personas con las que compartía.

En Martí al decir de Cintio Vitier culmina:

…la breve pero muy enérgica tradición iniciada en el Seminario de San Carlos por el presbítero José Agustín Caballero, enriquecida filosóficamente, moral y políticamente por el padre Félix Varela, trocado en “evangelio vivo” por José de la Luz y Caballero: la tradición del saber como servicio, lo que implicaba un proyecto de modernidad basado en el progreso como instrumento y vía, no sólo hacia la prosperidad, sino hacia la justicia (Vitier, C. 1997: XII).

Con el sacerdote Félix Varela, que impulsa el deseo de pensar por sí mismo desde una nueva realidad, comienza un proceso cuya continuidad llega hasta Martí, un proceso cuyos eslabones están formados por una serie de maestros que depositan en sus alumnos los más altos valores morales sobre los que se forjaría nuestra nacionalidad. El ideario martiano es deudor en gran medida de las lecciones de patriotismo del Padre fundador.

Martí puso al servicio de la Patria:

…los recursos más cautivadores del arte y de la inteligencia. Así como vivimos aquella tradición de la palabra aparece a fines del siglo XVIII, alcanzando un inicial momento de dignidad verbal, en Martí alcanzó su plenitud. Como orador difícilmente se encuentra en los ámbitos del idioma quien pueda comparársele. Sus grandes oraciones, como la que dedicó a Simón Bolívar, son piezas únicas, muy alejadas, por su concisión nerviosa y rápida y su manera peculiarísima, de las parrafadas castelarinas. Su epistolario, cartas escritas en la urgencia necesaria a cada instante, revelan la riqueza de su espontaneidad, de su naturaleza (Vitier, C. 2001: 63).

Envuelto en ese saber universal que poseía expresó glosando a Alcott de forma educativa cómo se puede desencarnar el conocimiento y violentar nuestra naturaleza de tal forma que “lo que estamos haciendo son abogados, y médicos, y clérigos, y comerciantes; pero ¿Dónde están los hombres?”(Citado por Vitier, C. 1997: XIII). Los que tienen el deber de formar a las nuevas generaciones deben cuidar que los estudiantes, ya sean atletas o futuros profesionales de la Cultura Física se formen, paralelamente, como hombres consecuentes. Él mismo decía que de todas las carreras prefería la dificilísima de “…ser hombre”.

Hoy más que nunca la pedagogía debe plantear y resolver cómo se puede no sólo instruir sino educar en la virtud al hombre, cómo es posible incrementar la cultura de las personas, pero no aquella que está solo sustentada en el conocimiento.

Si bien Martí vivió en un contexto completamente distinto al nuestro, se impone a nuestra reflexión como pensador universal; porque como el mismo escribiría “Lo pasado es la raíz de lo presente. Ha de saberse lo que fue, porque lo que fue está en lo que es” (Martí, J. 1975. t. 12: 302).

Todo cubano tiene el deber de exponer, con su actuación, la vigencia de ese genio excepcional que se destacó no sólo en el campo del saber, sino al gran hombre que supo combinar el conocimiento con una vida al servicio del amor. Esa virtud constituye el principio inspirador de su labor, y alcanza tal comunión que lo hacen permanecer siempre fiel a su propio pensamiento: “Hacer, es la mejor manera de decir” (Martí, J. 1975. t. 7: 197.) y “Hacer, es nuestra manera de decir” (Martí, J. 1975. t. 4: 124.). Por eso muere el 19 de mayo de 1895, en Dos Ríos, siendo fiel a su pensamiento político.

Dentro del accionar del Maestro no escapa el acercamiento a la Cultura Física, sin embargo, causa asombro para muchos que José Martí tenga esa relación, pero para quien está vinculado con esta temática, resulta admirable encontrar la correspondencia existente. Sobre todo porque la Cultura Física constituye unos de los fenómenos sociales más universales.

Por su parte Santiago Pérez valora la inmensidad del pensamiento martiano y su conocimiento acerca del deporte, todo ello en la pluralidad de disciplinas de la Cultura Física que abordan sus escritos:

“Distintas disciplinas desfilaron por la redacción martiana, lo que demuestra su amplia cultura. Leemos sus escritos que desde el campo y pista hasta el ajedrez, pasando por el boxeo, corridas de toros, esgrima, fútbol, patinaje sobre hielo, regatas, hipismo, béisbol, atletismo, caza, bolos. Además escribió sobre otros juegos de recreación como el billar y la caza de zorra. Dedicó especial interés a la educación física; su alto sentido educacional le permitía interpretar la importancia de ese hecho deportivo para el pleno desarrollo del estudiante” (Santiago Pérez, A.: 1998, p. 39)

Ninguno de estos escritos relacionados con la Cultura Física está exento de la crítica, porque: “el secreto de la obra crítica de Martí hay que buscarlo, sencillamente en su capacidad y voluntad de participación […] Martí se sitúa intuitivamente dentro de la obra, en su centro cordial, y desde allí descubre las leyes que rigen”. (Vitier, 1969, p. 175)

En su obra Martí expone que los pueblos más poderosos y adelantados no tienen derecho propio a sentirse o proclamarse mejor que los pueblos que no han podido alcanzar los grandes destinos de la humanidad en la carrera de la civilización, menos aún puede existir una superioridad por el hecho de originar o desarrollar un determinado deporte.

Enrique Celso es el primer autor que destaca la dimensión pluricultural de la Cultura Física en José Martí cuando escribe: “Como rama de la cultura […], el deporte está llamado a crear fuertes lazos de fraternidad entre las distintas porciones de habla cervantina de nuestro continente, uno de los grandes ideales que alumbraba la existencia preclara de José Martí” (Celso, E.: 1948, p. 15)

El deporte como aspecto decisivo, también destaca las relaciones entre los pueblos:

Como pocos, Martí supo comprender en su tiempo que las justas atléticas, a donde acuden mentalidades y cuerpos jóvenes, que equivalen a decir la floración de las grandes gestas en pro de la humanidad, de la justicia, de la cultura, del arte, de la vida misma, tiene un factor elemental y decisivo en las relaciones entre los pueblos. (ibídem).

Constata Celso la visión martiana del deporte como una:

necesidad inexcusable de formar nudos espirituales en los que no cabe el concepto de la fuerza bruta, sino el hondo y amable término del amor racial, del afecto que debe verificarse entre los hombres que piensan en la realización de un mejor devenir en provecho de nuestras dispersas parcelas de habla cervantina. (Celso, E.: 1948, p. 17)

José Martí es un humanista que se sirve del conocimiento alcanzado desde el saber humano y lo aplica a la Cultura Física, a través de la interpretación filosófica de la realidad observada. Su particular clarividencia intelectual, resuelta convicción y capacidad de entrelazar conocimientos, enriquece la teórica de la Cultura Física desde la perspectiva humanística pedagógica, con sus estudios y aportaciones señala como la actividad física debe estar en función del mejoramiento humano. En sus crónicas siempre destacaba Martí su “sentido constructivo y humano” (Celso, E.: 1948, p. 10), siempre tratando de “sacar de cada una de sus crónicas el sentido más elevado para el ser humano” (Celso, E.: 1948, p. 11).

La Cultura Física atesora un gran caudal humanístico pedagógico tanto en la esfera individual como en la social de la realidad humana. Martí considera en este sentido que en el desarrollo humano no es sólo importante la producción de bienes económicos, sino en términos eminentes, el cultivo del hombre y la subsistencia e incremento de la riqueza humana. Por eso en el pensamiento martiano existe una idea constante: el desarrollo del ser humano debe estar dirigido hacia la totalidad del hombre y a toda la humanidad. Es decir, entender toda esa jerarquía de valores en relación existentes en la persona humana desde el universo de lo físico hasta el universo moral y al mismo tiempo alcanzar toda la estratificación social.

En los escritos de José Martí se vislumbran sus esfuerzos por señalar el carácter serio y trascendente de la Cultura Física frente a valoraciones superfluas que hacían algunos pensadores de su época desde posiciones intelectuales. Siempre señaló los valores formativos de la Cultura Física desde esa concepción que ve al hombre como un ser donde se debe integral el universo intelectual y el universo físico. (Reinoso, José F.:1983; Santiago Pérez, A.: 1998; Rodríguez, A.: 1999; Laza Rodríguez, M.: 2000) Haciendo especial énfasis en la Cultura Física como esa actividad humana que goza de un especial valor formativo. Tiene como esencial ese elemento formativo que conforma el sustento de la Cultura Física. Su ideario humanista pedagógico está exactamente orientado hacia ratificar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de persona humana en cualquier contexto, donde debe imperar el progreso social, la justicia, la digna calidad de la existencia humana, dentro de la significación más amplia de la libertad. Por eso en sus textos se puede constatar su defensa de la Cultura Física como una parte esencial en la formación del hombre. No concebía integralmente un proceso educativo, sin la educación de lo físico y por lo físico.

De hecho en sus textos relacionados con la Cultura Física se percibe un marcado énfasis sobre las cualidades educativas de esta, constituyéndola el centro de la educación del hombre. Sostuvo en sus textos que la Cultura Física es fundamental para la educación de la persona. Martí consideraba la práctica del ejercicio físico como “…un factor capaz de contribuir a la educación integral del hombre” (Reinoso, 1983, p. 3).

También desarrolla y expone la importancia intelectual de la Cultura Física como actividad humana y fenómeno socio – cultural y devela los valores educativos que conlleva; desarrolló un potente y singular análisis desde su formación humanista. De hecho, contribuyó por un lado, a acrecentar la idea de hombre, ampliando el proceso de humanización al universo de lo físico, hasta entonces muy enmarcado a la educación intelectual y al universo de lo social. Crítica con fuerza la concepción tradicional del hombre casi exclusivamente intelectual y reclama el universo físico, porque percibía como carencia en el modelo tradicional de corte intelectualista el no entendimiento del hombre como ser dominador del movimiento. La idea del hombre fundamentalmente corpóreo que domina el movimiento fue uno de sus brillantes aportes. Reclamó la sustitución del modelo intelectualista por un modelo, en donde la Cultura Física formase parte del proceso de educación integral del hombre, defendió la educación del universo de lo físico debería ser el centro de toda educación humana. Esta idea anteriormente expuesta la podemos encontrar en unas sus colaboraciones publicadas en la Sección Constante de la Opinión Nacional de Caracas. Allí aprueba se declare oficial la enseñanza de la gimnástica higiénico, y se den clases de la misma en los Institutos de Enseñanza Superior, y en las escuelas normales de maestros:

Mueren en flor en las tierras latinas, o se agostan prematuramente, por falta de fuerzas físicas que reparen los desarreglos y mermas que cause, aun en hombres robustos, una excesiva actividad mental. Un cuerpo vigoroso es como un depósito de fuerzas, en que renueva su energía la mente exhausta. Es urgentísimo para españoles e hispanoamericanos cultivar a la vez las dotes de la mente y las fuerzas del cuerpo. (Martí, J. 1975. t. 23, Pág. 171)

Contribuyó con una variedad temática de artículos donde analizó la Cultura Física como una realidad cultural y social. También expone los valores educativos y una comprensión de la labor formativa de la Cultura Física. Percibe los valores humanos que encierra la Cultura Física como un enorme potencial para la educación individual y social. Se sirve de su profunda vocación humanista para desentrañar con profundidad la realidad humana, conocer sus límites, mitos y símbolos en la práctica de la actividad física en culturas diversas.

Acudió a la historia para exponer de la Cultura Física su génesis y evolución a través del tiempo. También analizó el género humano como ser social, lo cual le permitió adentrarse en ese mundo complejo del fenómeno social de la actividad física y los hábitos de diferentes manifestaciones culturales de su época. La prospectiva fue un recurso intelectual empleado en ocasiones por José Martí para alargar sus análisis de la sociedad. Se mostró crítico ante manifestaciones en el marco de la Cultura Física que atentaba contra la integridad del hombre como: la violencia en el deporte, el profesionalismo, el gigantismo, etc.

También sentó pautas de actuación para mejorar y facilitar la práctica de la actividad física en la totalidad de los ciudadanos.

Algunos estudiosos de la Obra Martiana disienten que José Martí fuera un filósofo, otros, lo afilian a diferentes corrientes filosóficas como: el espiritualismo o el materialismo dialéctico (Guadarrama, 2001) A pesar de lo antes expuesto no se puede negar sus estudios de los principios, métodos, escuelas de pensamiento y filósofos más notables de la historia de la filosofía, y en muchas ocasiones hizo gala de formación filosófica. También es oportuno señala que el método que utiliza para realizar sus reflexiones, los temas que aborda, la forma de exponerlos y las soluciones teóricas que propone son parte del resultado de la gran formación humanista con que contaba.

En este orden de cosas se exponen a continuación sus mayores contribuciones desde el humanismo a esa gigantesca y polisémica realidad que es la Cultura Física. Humanista convencido, pretendió ampliar la concepción tradicional del hombre al universo de lo físico.

Martí hace un análisis histórico del juego en su artículo “Un juego nuevo y otros viejos”. En este artículo describe el juego en la edad greco – romana, Francia, y como resurgen con la creación del Kindergarten. También elogia institución que por su función educativa”

El juego es visto como una forma de actividad física necesaria que responde a un instinto lúdico competitivo físicamente activo, realizado de forma espontánea, libre y divertida cuya práctica constituye el origen de las instituciones socio – políticas, son ideas que están presente en los textos martianos relacionados con esta temática. En su articulo expone: “Los pueblos, lo mismo que los niños, necesitan de tiempo en tiempo algo así como correr mucho, reírse mucho y dar gritos y saltos.” (Martí, J. 1975. t. 28, Pág. 340)

El juego para Martí no solo contribuye al equilibrio la actividad física y mental, sino también constituye un “espacio lógico para introducir sus criterios en torno a las tradiciones y ampliar la cultura infantil, sobre todo, con aquellos contenidos que ponen en contacto a los jóvenes con el pasado de la sociedad europea y de nuestra América” (Laza Rodríguez, M.: 2000. p 29).

También razonaba como el juego llevaba implícito enormes valores educativos que eran precisos aprovechar para incidir en la formación del hombre. En la Edad de Oro expone como se debe aprovechar en su “…necesidad biológica como medio pedagógico” (Entralgo, 1980, p. 7). Su percepción del juego como una actividad esencialmente humana que contribuyó al origen de la cultura y la civilización actual. Luís Suardiz señala como Martí se refiere en la Edad Oro al origen y desarrollo de juegos antiguos y modernos “…los griegos y romanos programaban competencias en honor a sus dioses, y se refiere a la significación de loas bolas los saltos y sobre todo de los deportes que hacen uso de la pelota. “(Suardiz, L.: 1991, p.3). Indica como otros pueblos como América “…conocían de juegos y competencias mucho antes de que produjeran el encuentro de 1492, Martí subraya que cuando llegaron los españoles ya tenían juegos.” (Ibídem). Lo cual no convierte a un pueblo superior a otro. Martí en sus textos realiza con fuerte objetividad un análisis social a partir de una concepción dialéctica de la realidad lo cual le permite determinar que es posible la coexistencia entre las civilizaciones a pesar del desarrollo de unas y el atraso de otras.

Consideró la Cultura Física como un medio de estudiar al hombre actual, pues su práctica permite experimentar modelos generales de la conducta humana.

Su talante de observador y crítico de la sociedad permitió que elaborara agudos pensamientos sobre la influencia de la Cultura Física en las personas y en el contexto social. Observó las influencias de la sociedad de consumo e industrial, y analizó el entorno social y desentraño las posibles influencias y beneficios de la Cultura Física en la sociedad. En los Estados Unidos describe como un gran sector considerable de la población no solo vivía en condiciones denigrantes sino también “carecían de la oportunidad del disfrute del deporte y recreaciones, todo lo cual tenía lugar ante la rudeza e indiferencia de los acomodados y de la acción del Gobierno” (Entralgo, 1980, p. 9) La insensibilidad del gobierno hacia las apuestas deportivas y la violencia en el deporte es destacada por Martí.

Hizo valoraciones acerca del cuerpo humano y su valoración social. Al decir de Martí: “Un cuerpo vigoroso es como un depósito de fuerzas, en que renueva su energía la mente exhausta.” (Martí, J. 1975. t. 23: 171-172) De manera que se pueden establecer relaciones pertinentes entre la imagen social del cuerpo, los hábitos corporales y usos corporales y la Cultura Física. En su artículo titulado “El gimnasio en la casa” valora la importancia de un cuerpo saludable:

En estos tiempos de ansiedad de espíritu, urge fortalecer el cuerpo que ha de mantenerlo. En las ciudades, sobre todo, donde el aire es pesado y miasmático; el trabajo, excesivo; el placer, violento; y las causas de fatiga grandes,- se necesita asegurar a los órganos del cuerpo, que todas esas causas empobrecen y lastiman, habitación holgada en un sistema muscular bien desenvuelto, nivelar el ejercicio de todas las facultades para que no ponga en riesgo la vida el ejercicio excesivo de una sola, y templar con un sistema saludable de circulación de la sangre, y con la distribución de la fuerza en el empleo de todos los órganos del cuerpo, el peligro de que toda ella se acumule, con el mucho pensar, en el cerebro, y con el mucho sentir en el corazón,-y den la muerte. (Martí, J. 1975. t. 8: 389)

Respecto al artículo antes citado se pueden exponer varios elementos que Martí señala a la actividad física:

• Fortalece el cuerpo por los beneficios al lograr una armonía entre el trabajo propiamente intelectual y la actividad física.

• La importancia que tiene en los niños robustecer el cuerpo a medida que se robustece el espíritu.

• Señala la importancia que reporta para la vida moderna fortalecer el cuerpo a través de la actividad física.

• Argumenta la utilidad artística de los gimnasios.

• Señala la importancia para las mujeres de la actividad física.

• Retoma la importante concepción antropológica griega “Ha de tenerse alma robusta en cuerpo robusto”. (“Mens sana in corpore sano”).

• La correspondencia existente entre la debilidad física y la maldad moral, y como el buen desarrollo muscular obedece a cualidades como la abnegación, el dominio propio, y la serenidad ante las dificultades.

Considerando el cuerpo como un instrumento imprescindible para la práctica de la actividad física, su buen uso social constituye además un factor esencial en la identidad individual. El concepto social de la Cultura Física depende en gran medida del concepto socio – cultural del cuerpo. También expone la urgentísima necesidad para españoles e hispanoamericanos de “cultivar a la vez las dotes de la mente y las fuerzas del cuerpo.” (Martí, J. 1975. t. 23: 171)

En un mundo donde la preocupación por la influencia de la posición social o económica, junto a las intrigas políticas y argucias comerciales; a Martí siempre se preocupó por las manifestaciones deshumanizadoras en la Cultura Física alertando sobre los posibles desbordamientos estimulados por intereses anteriormente mencionados. Uno de sus artículos donde critica el boxeo brutal y condicionado por profesionalismo apunta: “Vuela la pluma, como ala, cuando ha de narrar cosas grandiosas; y va pesadamente, como ahora, cuando ha de dar cuenta de cosas brutales, vacías de hermosura y de nobleza.” (Martí, J. 1975. t. 9: 253) Con este preámbulo hace todo un análisis de cómo se efectuaban las peleas de boxeo en la sociedad norteamericana. Con una descripción precisa señala como:

Aquí los hombres se embisten como toros, apuestan a la fuerza de su testuz, se muerden y se desgarran en la pelea, y van cubiertos de sangre, despobladas las encías, magulladas las frentes, descarnados los nudos de las manos, bamboleando y cayendo, a recibir entre la turba que vocea y echa al aire los sombreros, y se abalanza a su torno, y les aclama, el saco de moneda que acaban de ganar en el combate. En tanto el competidor, rotas las vértebras, yace exánime en brazos de sus guardas, y manos de mujer tejen ramos de flores que van a perfumar la alcoba concurrida de los ruines rufianes. (Martí, J. t. 9: 253)

En base a ello intenta anticiparse a las líneas directrices que van desarrollándose en las sociedades avanzadas y previene de las necesidades de lo lúdico en la Cultura Física y la sociedad, reivindicando su carácter humanista y formativo. Con ella trata de evitar lo deshumanización de la Cultura Física y la sociedad. En uno de sus textos refriéndose a los patrocinadores de las peleas de boxeo por dinero señala: “porque <<ellos van de negocio>> y deben apostar <<al mejor hombre>>” (Martí, J. t. 9: 253-259.) Es correcto apuntar como Martí señala entre comillas el fin de esta actividad física mercantilista y el supuesto mejor hombre que buscaban los que concernían estas peleas. La Cultura Física como fenómeno social no puede descuidar que tiene como protagonista: al hombre, la persona humana.

Su percepción de la Cultura Física como un elemento consustancial al hombre la convierte en una de las manifestaciones más genuinas en la historia de la actividad humana. Este elemento dentro del pensamiento martiano está condicionado por esa finalidad de unificar toda la humanidad a través de la actividad física donde los pueblos sin distinción de raza, de credo, de color, de religión o creencia política puedan aprovechar los beneficios de esta actividad humana. De forma que para Martí los tiempos no son sino “…el tránsito del hombre – fiera al hombre – hombre […] Enfrenar esta bestia, y sentar sobre ella un ángel, es la victoria humana.” (Martí, J. t. 9: 253-259.)

También su reflexión está orientada a señalar ese valor de la Cultura Física en la antigüedad griega donde se realiza una actividad física donde primaba el desarrollo integral del ser humano, y no tanto intereses lucrativos.

Con razón apuntaba:

Ni es ésta aquella garbosa lucha griega en que a los acordes de la flauta y de la cítara, lucían en las hermosas fiestas panateneas sus músculos robustos y su destreza en la carrera, los hombres jóvenes del ático, para que el viento llevase luego sus hazañas, cantadas por los poetas, coronados de laurel y olivo, a decir de los tiranos que aún eran bastante fuertes los brazos de los griegos para empuñar el acero vengador de Harmodio y Aristogitón. (Martí, J. t. 9: 265-268)

Martí reflexionó desde la triple dimensión humana, siempre analizando los hechos desde el estudio del pasado, análisis del presente y predicción racional del futuro.

Analiza de forma indirecta y descriptiva como en la sociedad primitiva la actividad física estaba en función de las necesidades de subsistencia:

Donde pudo y debió ver los lances heroicos de la sociedad inicial, el combate primario del hombre y de la fiera, la tristeza asidua y gozos violentos de la vida nómada, la reducción de los lanceros desamparados al capitán cauto y hercúleo, la disputa de las tribus pujantes y naturales con la ciudad literaria y leguleya, y la victoria súbita y feliz de la cultura, bella y útil, sobre la barbarie deslumbrada, ve persistencias, y desviaciones y selecciones, y atavismo. (Martí, J. t.7: 370.)

También reconoce la importancia de la actividad física para la defensa de la patria:

Antes todo se hacía con los puños: ahora, la fuerza está en el saber, más que en los puñetazos; aunque es bueno aprender a defenderse, porque siempre hay gente bestial en el mundo, y porque la fuerza da salud, y porque se ha de estar pronto a pelear, para cuando un pueblo ladrón quiera venir a robarnos nuestro pueblo. (Martí, J. t 18: 349 – 350.)

Finalmente podemos establecer una síntesis numerada de las fundamentales contribuciones a la Cultura Física en la pedagogía humanista de José Martí:

1. Se puede considerar uno de los primeros autores cubanos en desempeñar un considerable análisis de la Cultura Física. Al contribuir a una interpretación de la misma desde sus valores educativos y formativos. También una característica propia del humanismo pedagógico de martiano es considerar la Cultura Física como una meta para lograr la felicidad y realización del hombre.

2. Contribuyó en la configuración de unas bases firmes para la construcción de una teoría pedagógica y humanista de la Cultura Física.

3. Contribuyó eficazmente en la construcción de un contenido teórico y social de conocimiento, desarrolló un intuitivo y sagaz análisis sobre las transformaciones que suponía la Cultura Física en aquel entonces y mostró nuevos caminos de reflexión y debate sobre el hecho de la Cultura Físico y su relación con la sociedad.

4. Fue un pensador que analizó los ricos itinerantes de la Cultura Física a partir de un proceso cuatripartito: análisis del origen, conocimiento de las trayectorias desarrolladas en el proceso histórico, análisis del hecho social y prospección del futuro en el deporte.


Notas bibliográficas

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