Año 6, número 12, enero-junio de 2009. ISSN 1870-1477

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PARA CITAR este artículo:
Cardoso Vargas, Hugo Arturo.  (2008). El modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria.Odiseo, revista electrónica de pedagogía,6, (12). Recuperado el {día, mes y año} de: http://www.odiseo.com.mx/2009/6-12/cardoso-modelo-pedagogico-enp.html

El modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria

Hugo Arturo Cardoso Vargas

Facultad de Estudios Superiores  Acatlán
Universidad Nacional Autónoma de México

Resumen: El objetivo de este texto es identificar las dimensiones del modelo pedagógico en la Escuela Nacional Preparatoria. En un primer momento se describen, brevemente, las intenciones educativas después del triunfo de los liberales en 1867; en especial la Escuela Nacional Preparatoria como parte de la nueva política educativa liberal. La segunda parte contiene la descripción, a partir de fuentes primarias, de cada una de las cualidades pertinentes a las dimensiones o constructos del modelo pedagógico de la ENP institución educativa fundadora del bachillerato universitario en México.

Palabras clave: Escuela Nacional Preparatoria, modelo pedagógico

Recibido:  enero de 2009; aceptado para su publicación: junio de 2009

El objetivo de este texto es identificar las dimensiones del modelo pedagógico en la Escuela Nacional Preparatoria; en otras palabras, se formulan las preguntas correspondientes a cada uno de los indicadores del modelo pedagógico para ver cuál es la respuesta formulada por el fundador de la Escuela Nacional Preparatoria.

Para lograrlo no era necesario definir cada uno de los siete constructos del modelo pedagógico[1]. Aunque si fue necesario una caracterización; caracterización que implicó dos operaciones de diferenciación, por un lado, la noción modelo respecto: estructura, sistema y totalidad; y por el otro, entre modelo pedagógico respecto a modelo y proyecto educativos; situación que se ejemplificó con diversas acepciones.

Así, se describen cualidades y atributos de las dimensiones del modelo pedagógico de la ENP en el momento de su fundación. Para lograrlo, hay que establecer un orden en la exposición. En un primer momento se describen, brevemente, las intenciones educativas después del triunfo de los liberales en 1867; en especial la Escuela Nacional Preparatoria como parte de la nueva política educativa liberal. Por ende, es importante hacer referencia no sólo al marco legal la Ley Orgánica de Instrucción Pública del 2 de diciembre de 1867 y el Reglamento de la misma Ley del 24 de enero de 1868; sino a los argumentos con que los políticos liberales mexicanos justificaron tanto la política educativa como la fundación de la Escuela Nacional Preparatoria.

La segunda parte contiene la descripción, a partir de fuentes primarias, de cada una de las cualidades pertinentes a las dimensiones o constructos del modelo pedagógico de la ENP institución educativa fundadora del bachillerato universitario en México. En este sentido se reconoce el uso excesivo de citas para mejor ilustrar y justificar la reconstrucción del modelo pedagógico a través de fuentes primarias.

1.- La Escuela Nacional Preparatoria en el discurso liberal

En este apartado se identifican los elementos discursivos y legislativos de la propuesta educativa delineada por los liberales mexicanos; después las distintas reflexiones expresadas por el médico Gabino Barreda, tanto en torno a la Ley Orgánica como a su Ley Reglamentaria y más concretamente a la especificidad de la Escuela Nacional Preparatoria. La idea de transformar el sistema educativo era compartida por los liberales que por lo menos en tres distintos momentos lo intentaron.

El primero en octubre de 1833, cuando abandonó Santa Anna el poder ejecutivo, Valentín Gómez Farías -en su papel de vicepresidente- realizó algunas modificaciones en un intento por constituir un control estatal sobre la educación nacional. Estas disposiciones dieron origen a la Dirección de Instrucción Pública en el Distrito Federal y a una serie de reformas, como las de los estudios preparatorios; es decir, a nivel bachillerato.

El segundo fue la promulgación del conjunto de ordenamientos jurídicos conocidos como las Leyes de Reforma y la promulgación de la Constitución General de 1857; a través de estas disposiciones se controló, desde el poder político estatal, a las instituciones educativas administradas por la Iglesia.

El tercero y último, de mayor trascendencia e importancia en la historia del país, fue la promulgación de la Ley Orgánica de Instrucción Pública del Distrito Federal del 2 de diciembre de 1867, al triunfo de los liberales.

A esta ley se le reconoce no sólo la importancia y trascendencia de consolidar, por primera vez, un sistema educativo estatal formal desde la educación básica hasta la profesional. En este sentido, hay que señalar la poca diferencia con respecto a la Ley de Instrucción Pública del 27 de diciembre de 1865 sancionada por Maximiliano. Pero como fue la fracción derrotada, esta ley no alcanzó vigencia ni impacto en la educación mexicana.

Además, hay que señalar de esta Ley Orgánica algunas características por ejemplo: la existencia de un marco legal de mayor duración; aunque su vigencia era sólo para el Distrito y los Territorios Federales; una estructura educativa a ser repetida o seguida en otras entidades federales (como se entiende a partir de la Carta dirigida a Riva Palacio por don Gabino Barreda) y la creación de instituciones educativas -como el caso de la Escuela Nacional Preparatoria- a través de un modelo pedagógico particular y específico.

Así, la Ley venía a expresar motivos que los triunfantes liberales proponían a través de la educación para lograr la concordia, el orden y el progreso del país; sobre todo a partir de la recién concluida Intervención Francesa y el llamado Segundo Imperio. Esta Ley, sentaba las bases de un sistema educativo nacional.

Por ende, no es de extrañar que tres personajes de primera importancia hayan expresado -en distintos momentos y medios- el ideal liberal y además, la necesidad de reconciliación nacional para promover orden y progreso.

El primero es el mismo jefe del grupo liberal: Benito Juárez.[2] En este sentido, no es de extrañar que el orador Antonio Martínez de Castro a quien le correspondió dar la bienvenida en la Ciudad de México al presidente Juárez se expresara en términos muy semejantes. [3]

Gabino Barreda, en la Oración Cívica pronunciada el 16 de septiembre del mismo año de 1867 se expresaba en términos muy semejantes.[4]

En otras palabras, el ideal de alcanzar la paz y, al mismo tiempo, promover el porvenir del pueblo mexicano está presente entre los liberales; pero, además, existe plena conciencia de que la educación es el elemento fundamental, gran promotora del desarrollo y, desde luego, permitiría lograr estos dos objetivos.

Por ende, la relación entre estos personajes no tardó en establecerse; puesto que dice Quirarte “no podía escapar a la perspicacia política de Juárez la importancia que podía tener Barreda como auxiliar en la obra de reconstrucción nacional que se proyectaba” En igual sentido, Tamayo indica una idea propia.[5]

La consecuencia de este proceso, es evidente “el sistema antiguo se abrió a ideas nuevas, hay un sistema nuevo a punto de constituirse, que parece lleno de juventud y de entusiasmo.” (Durkheim, E.: Educación y sociología . p. 180)

Una vez descritos -brevemente, por necesidad- los intentos de los liberales en torno a la educación para dejar de ser religiosa y adquirir características laicas así como su intención de reorganizar a la sociedad mexicana se cierra el círculo: la educación es vista como el elemento básico para lograr estos impostergables objetivos.

Al revisar la Ley Orgánica del 2 de diciembre de 1867 en el Capítulo II correspondiente a De la instrucción secundaria (artículo 6º) se indican las escuelas responsables de este nivel educativo; la integran las: “de instrucción secundaria de personas del sexo femenino, de estudios preparatorios, de jurisprudencia, de medicina, cirugía y farmacia”. Es decir, la educación secundaria incluye tanto la secundaria femenina como el bachillerato; ambas preparatorias para escuelas de educación superior.

El artículo 8º describe las asignaturas correspondientes a los estudios preparatorios, en total son 34. En el capítulo III –de las inscripciones, exámenes y títulos profesionales- se dan fechas para inscripciones (artículo 20) y sobre los exámenes (21). A partir del artículo 24 se indican las materias que los alumnos deben cursar y aprobar para continuar las distintas profesiones.[6]

La Ley Reglamentaria establece los requisitos de ingreso a la ENP.[7] En los siguientes artículos (12 al 15) de esta disposición se mencionan las materias y el orden en que se desarrollan los estudios preparatorios. A partir del artículo 45 se establecen las condiciones de inscripción, los criterios para instrumentar y aplicar exámenes; las escalas de calificaciones para evaluar y aprobar a los alumnos así como los premios a que se hacían acreedores.

La importancia de esta disposición es tal que incluso Barreda la anexa en su Carta al gobernador del Estado de México y le indica: “en ese Reglamento, además de las disposiciones generales propias para el arreglo de las escuelas y de los cursos” se encuentra en la “sección relativa a la Escuela Preparatoria, el orden que debe seguirse en el estudio sucesivo de las materias que forman los cursos preparatorios.” Además Barreda insiste en una defensa del marco legal.[8]

Estas defensa se relaciona con lo que Barreda estableció en la Oración Cívicarespecto al pasado y el presente inmediato del país cuando habla de las emancipaciones.[9] Por ende, a partir de ese reconocimiento, Barreda advierte que el plan de estudios de la Escuela Nacional Preparatoria se proponga proporcionar:

”Una educación en que ningún ramo importante de las ciencias naturales quede omitido; en que todos los fenómenos de la naturaleza, desde los más simples hasta los más complicados se estudien y se analicen a la vez teórica y prácticamente en lo que tiene de más fundamental; una educación en que se cultive así a la vez el entendimiento y los sentidos, sin el empeño de mantener por fuerza tal o cual opinión, o tal o cual dogma político o religioso, sin el miedo de ver contradicha por los hechos esta o aquella autoridad; una educación, repito, emprendida sobre tales bases, y con sólo el deseo de hallar la verdad, es decir, de encontrar lo que realmente hay, y no lo que en nuestro concepto debiera haber en los fenómenos naturales” (Barreda: Carta dirigida al C. Mariano Riva Palacio gobernador del Estado de México, subrayado propio)

Al conjunto de atributos derivados en esta propuesta educativa, Barreda le asigna un valor adicional, extra. Consecuentemente, no se trata sólo de una propuesta educativa con la fundación de una nueva modalidad del bachillerato. Por eso, la intencionalidad, desde el positivismo, consiste en fundar una novedosa institución educativa, por que:

”No puede menos de ser, a la vez que un manantial inagotable de satisfacciones, el más seguro preliminar de la paz y del orden social, porque él pondrá a todos los ciudadanos en aptitud de apreciar todos los hechos de una manera semejante, y por lo mismo, uniformará las opiniones hasta donde esto es posible.” (Barreda: Carta... p 15)

La propuesta educativa en torno a la Escuela Nacional Preparatoria deriva de los trabajos realizados por una Comisión creada ex profeso.[10]

En consecuencia la educación positivista de la Escuela Nacional Preparatoria -ya propuesta al interior por los participantes de la comisión ya promovida por Barreda- se colocaba por encima de intereses personales, individuales y de partido:

”Este medio (la educación preparatoria) es, sin duda, lento: pero ¿qué importa si estamos seguros de su eficiencia? ¿qué son diez, quince o veinte años en la vida de una nación, cuando se trata de cimentar el único medio de conciliar la libertad con la concordia, el progreso con el orden? El orden intelectual que esta educación tiende a establecer, es la llave del orden social y moral que tanto habemos menester.” (Barreda: Carta... 15; subrayado propio)

A pesar de esta advertencia -presente en cualquier propuesta educativa- el Ministro Antonio Martínez de Castro informa sobre estas actividades.[11]

La conclusión del apartado es evidente: para los liberales mexicanos triunfantes la educación era una prioridad y la mejor expresión es la de Barreda:

No es culpa mía si por cualquier lado que se examine la materia se llega siempre a la misma conclusión; no es culpa mía sí todos los legítimos intereses se ponen de acuerdo en pedir que los estudios preparatorios sean uniformes para todos y sean al mismo tiempo completos; que ningún ramo de las ciencias fundamentales sea un misterio para aquellos que se consagran a las carreras literarias, mientras llega la época en que para nadie sean ya un arcano; no depende de mí tampoco el que este importante fin se trasparente en cada una de las disposiciones de la ley y de su reglamento.” (Barreda: Carta..., p 62; subrayado propio)

Esto quiere decir, la pretensión de alcanzar los dos fines de la educación preparatoria; es decir, la uniformidad de los contenidos y –al mismo tiempo- lo más completo posible sólo se lograría, según Gabino Barreda, mediante la implementación de una propuesta educativa más cercana: el positivismo.

2.- Las dimensiones del modelo pedagógico en la Escuela Nacional Preparatoria

En este apartado se describen cada una de las dimensiones que integran el modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria; antes es necesario recordar algunos elementos previos. Como por ejemplo, cuando señala Barreda que:

”La Escuela Nacional Preparatoria es un establecimiento que no necesita sino ser escrupulosamente examinado e imparcialmente juzgado.” (Barreda: Último informe del 1 de diciembre de 1877, (en) Lemoine, op. cit , 212)

Por eso se entiende el siguiente argumento sobre la obra de Barreda

”La propuesta de Barreda parte del supuesto de que el problema –social de México- no radica en la aptitud intelectual (...) El problema es educativo, más aún es un problema de método, el cual permite acceder por un lado a un fondo de verdades comunes y por el otro encauza las opiniones que se formen en lo sucesivo en un sentido uniforme.”

En consecuencia,

”El plan de estudios propuesto por Barreda, inspirado en la clasificación de las ciencias hechas por Augusto Comte, ofrece un sistema de conocimientos que aventaja los empeños de mantener en las conciencias dogmas políticos o religiosos ya que éstos son fácilmente refutados por la realidad mientras que aquél tiene sustento sólido en los hechos observables y demostrables. Esta es la base común e irrefutable sobre la que se podrá construir la unidad social.” (García Clarck, Rubén R.: Notas sobre educación y sociedad en la historia del bachillerato en México, pp 55-6)

Así, la creación de la Escuela Nacional Preparatoria proporciona la oportunidad de alcanzar los objetivos que coinciden con aspiraciones políticas de los liberales como desterrar la educación religiosa a través de la ciencia y fomentar el culto a la verdad; además, constituir un cuerpo de nociones consensuales; propiciar el orden y orientar el progreso de la sociedad mexicana.

Las dimensiones del modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria.-Estas son las respuestas planteadas y formuladas por los fundadores del plantel se describen enseguida y se exponen conservando orden y jerarquía ya expuesta en el capítulo anterior. Por ende las dimensiones del modelo pedagógico de la ENP son las siguientes:

2.1.- La orientación teórica

Para describir esta primera dimensión del modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria -ante la evidente omisión explícita de cuál es la orientación teórica desde la cual se construye la propuesta educativa de esta institución- es necesario referirse a fuentes como los trabajos de Barreda por ejemplo, la Oracióncívica del 16 de septiembre de 1867.

Barreda en esta Oración pronunciada en Guanajuato realiza el primer análisis sociológico de la sociedad mexicana, a partir de postulados del positivismo desde la perspectiva de Comte. En esa Oración Barreda analiza la sociedad mexicana a partir de la Ley de los Tres Estados y reconoce que cada estado corresponde a una etapa de la historia nacional. Consecuentemente, la primera etapa la teológica, es evidente, coincide con la época colonial; la segunda la metafísica corresponde con el periodo entre 1821, fecha de la independencia y 1867, cuando se restablece la república. Finalmente la última etapa la positiva empieza el mismo año de 1867.[12]

Es cierto, por otro lado, que en otros documentos el médico Gabino Barreda hace referencia a un par de palabras que por sí solas dan a conocer su adscripción teórica. Las palabras son -con sus sinónimos- orden y progreso, que adquieren valor de cartas de presentación; pues, pertenecen al fundador de la filosofía positivista y creador de la ciencia social por antonomasia la sociología. Este pensador francés es Augusto Comte y su vertiente filosófica y teórica, hay que insistir, el positivismo.

No es este el lugar para exponer lo qué es el positivismo ni menos aún la especificidad que adquiere en el pensamiento comteano. En una apretada síntesis podría decirse que el positivismo es una etapa más en la historia de la ciencia con al menos las siguientes vertientes. En primer lugar, una filosofía de la historia, expresada a través de la llamada Ley de los Tres Estados; además de una jerarquía de las ciencias, que implica, necesariamente, la posibilidad de la enseñabilidad de las ciencias. Esta jerarquización de la ciencia es la que se instrumenta o realiza a través del plan de estudios de la Escuela Nacional Preparatoria. Finalmente una Religión de la Humanidad, para rendir culto a hombres destacados de la historia.

La base de esta orientación teórica positivista, está en el énfasis en la explicación científica a través del proceso -o método - hipotético deductivo.

Así no sólo por aplicar de la Ley de los Tres Estados al desarrollo del país Barreda se ubicar entre los primeros positivistas mexicanos (el otro Pedro Contreras de Elizalde, siguió su profesión de médico); pues Barreda, organizó el plan de estudios a partir de la jerarquización de las ciencias de Comte.

Por todo esto, se concluye que la orientación teórica que da un sustento y guía al modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria es la positivista, en su versión particular de Augusto Comte.

Es cierto que para muchos estudiosos de la historia de México –en todas sus vertientes- reconocen que en el Porfiriato “convivieron” las dos principales vertientes del positivismo. Por un lado, el positivismo desde la perspectiva de Comte y por el otro, la vertiente del llamado darwinismo social de Herbert Spencer. Esto se puede comprobar, por ejemplo, mediante la lectura de las dos principales obras pedagógicas de la época: Tratado elemental de pedagogía (1887) de Manuel María Flores y Tratado elemental de pedagogía (1900) de Luis E. Ruiz.

Pero la verdad a pesar de estas concepciones, mediante un estudio más detallado, es posible llegar a descubrir que no es cierta esta convivencia; porque ni siquiera los autores de la pedagogía reconocen la importancia de Comte y Spencer. Así, el positivismo no fue -como se repite tan fácilmente- la ideología oficial del Porfiriato.

2.2.- Los fines de la educación

En la Ley Orgánica no existe mención en torno a los fines -legales, formales, reales- que se esperan logre la Escuela Nacional Preparatoria. Lo mismo sucede con su Reglamento; así que no es posible conocer cuáles fueron las metas, los fines y los objetivos de la ENP según el marco legal. Ante esta ausencia corresponde buscar en Barreda la definición de los fines del plantel.

En este sentido hay que reconocer que con la creación de la Preparatoria no sólo se establecen y definen fines de carácter académico; porque conforme a la célebre Carta de Barreda al gobernador Riva Palacio aparecen otros objetivos de carácter sociales; aunque en esta noción encerrados muchos y diferentes fines. Pero también aparecen objetivos institucionales y después los estrictamente educativos de la ENP.

Los fines sociales. Por razones obvias, se inicia con la conclusión de Barreda, en cuanto a la situación del pasado inmediato del país:

”Conciudadanos: hemos recorrido a grandes pasos toda la órbita de la emancipación de México; hemos traído a la memoria todas las luchas y dolorosas crisis por que ha tenido que pasar, desde la que lo separó de España hasta la que lo emancipó de la tutela extranjera que lo tenía avasallado. Hemos visto que ni una sola de estas luchas, ni una sola de esas crisis, ha dejado de eliminar algunos de los elementos deletéreos que envenenaban la constitución social. Que el conjunto de esta crisis, dolorosas pero necesarias, ha resultado también, como por un programa que se desarrolla, el conjunto de nuestra plena emancipación.” (Barreda: Oración cívica, p 109)

De esta situación, de ese pasado doloroso e irrenunciable, Barreda propone, contundente, a partir de reconocer “que todos los elementos de la reconstrucción social están reunidos”, una vía de salvación:

”Conciudadanos: que en lo de adelante sea nuestra divisa libertad, orden y progreso; la libertad como medio; el orden como base y el progreso como fin. (...) Que en lo sucesivo una plena libertad de conciencia, una absoluta libertad de exposición y discusión, dando espacio a todas las ideas y campo a todas las inspiraciones, deje esparcir la luz por todas partes y haga innecesaria e imposible toda conmoción que no sea puramente espiritual, toda revolución que no sea meramente intelectual.” (Barreda: Oración... p 110; subrayado del autor)

En consecuencia, el primer fin que surge de la Ley Orgánica se entiende como un acto revolucionario; aunque, esencial y fundamentalmente, intelectual.

De este origen se deriva otro fin social consistente en que la educación, particularmente la impartida en la Escuela Nacional Preparatoria, adquiere dos intenciones. Por un lado combatir y acabar con la anarquía y por otro crear un fondo común de verdades.

Así señala Barreda que no basta para uniformar la conducta social con “que el gobierno expida leyes que lo exijan, tampoco con que se nos quiera aterrorizar con penas más o menos terribles, o halagar con recompensas en la vida futura”; puesto que

Para que la conducta práctica sea, en cuanto cabe, suficientemente armónica con la necesidades reales de la sociedad, es preciso que haya un fondo común de verdades de que todos partamos, más o menos deliberadamente, pero de una manera constante. Este fondo de verdades que nos han de servir de punto de partida, debe presentar un carácter general y enciclopédico, para que ni un solo hecho de importancia se haya inculcado en nuestro espíritu sin haber sido antes sometido a una discusión, aunque somera, suficiente para darnos a conocer sus verdaderos fundamentos.” (Barreda: Carta, p 11; subrayado propio)

Este fondo común de verdades tiene otras implicaciones; puesto que, si bien por un lado, en términos académicos, se persigue “sólo el deseo de hallar la verdad”, por el otro, este conjunto de verdades comunes tienen otra intención: pues

”Una educación en que ningún ramo importante de las ciencias naturales quede omitido; en que todos los fenómenos de la naturaleza, desde los más simples hasta los más complicados se estudien y se analicen a la vez teórica y prácticamente en lo que tienen de fundamental; una educación en que se cultive así a la vez el entendimiento y los sentidos,, sin el empeño de mantener por fuerza tal o cual opinión, o tal o cual dogma político o religioso, sin el miedo de ver contradicha por lo hechos esta o aquella autoridad; una educación, repito, emprendida sobre tales bases, y con sólo el deseo de hallar la verdad, es decir, de encontrar lo que realmente hay, y no lo que en nuestro concepto debiera haber en los fenómenos naturales, no puede menos de ser, a la vez que un manantial inagotable de satisfacciones, el más seguro preliminar de la paz y del orden social, porque él pondrá a todos los ciudadanos en aptitud de apreciar todos los hechos de una manera semejante, y por lo mismo, uniformará las opiniones hasta donde esto es posible.” (Barreda: Carta p 15; subrayado propio)

El fondo común de verdades, por ende, será “un manantial inagotable de satisfacción, el más seguro preliminar de la paz y del orden social”; esto es, las verdades de la ciencia, son fuente de satisfacción además condición esencial para promover la paz y el orden social porque permitirá uniformar las opiniones de los mexicanos. Al compartir estas verdades comunes es claro que la paz y el orden están aseguradas porque, al mismo tiempo, combatirán la anarquía y las ideas teológicas y metafísicas:

”Así se comprende que personas de igual intelectual, pero que por falta de educación suficientemente homogénea, y además, suficientemente general, dejan presa en su ánimo a toda esa serie de errores a que tan expuestos nos vemos desde nuestros primeros años, principalmente en virtud de la descuidada y fatal educación que hasta aquí se ha dado al sexo femenino, de quien forzosamente recibimos nuestras primeras nociones del mundo y del hombre: así se comprende, repito, que personas de igual inteligencia y capaces de raciocinar con igual precisión lleguen, de la mejor buena fe, a conclusiones diametralmente opuestas sobre puntos que a todos parecen igualmente obvios, y observen por lo mismo en la práctica una conducta más o menos opuesta: así se comprende la diversidad de creencias religiosas o políticas: así se explica, en fin, la completa anarquía que reina actualmente en los espíritus y en las ideas, y que se hace sentir incesantemente en la conducta práctica de todos”. ( Barreda: Carta, pp 10-1)

Esta diversa formación académica e ideológica explica la anarquía que el plan de estudios de la ENP combate y, así, asegurar el orden y el progreso de la sociedad mexicana. En otras palabras:

”La Escuela Preparatoria está destinada a introducir y arraigar definitivamente en nuestro país, combatiendo no sólo teórica sino prácticamente las resistencias reaccionarias de la rutina.” (Barreda: Primer informe del 17 de diciembre de 1869 (en) Lemoine, op. cit. p 194)

La conclusión, definitivamente, no podía ser otra sino reconocer que

”Este medio es, sin duda, lento; pero ¿qué importa si estamos seguros de su eficacia? ¿qué son diez, quince o veinte años en la vida de una nación cuando se trata de cimentar el único medio de conciliar la libertad con la concordia, el progreso con el orden? El orden intelectual que esta educación tiende a establecer, es la llave del orden social y moral que tanto habemos menester.” (Barreda: Carta, p 15; subrayado propio)

En consecuencia la educación impartida en el ENP tiene grandes implicaciones sociales; puesto que se concibe como la institución que inicia el camino de redención de la sociedad mexicana al difundir un conjunto de conocimientos que por un lado combaten la anarquía –expresada a través de las más diversas opiniones- y simultáneamente, por el otro, son un conjunto de verdades científicas comunes, que destruyan creencias y opiniones teológicas y metafísicas. Por ende se explica que según Barreda,

”Estos motivos, que serían por sí solos bastantes para fundar sobradamente la conveniencia y necesidad de unificar la educación preparatoria, y la de darle un carácter más completo de lo que hasta aquí había podido hacerse, no son, sin embargo, los únicos que militan a favor de esta importante mejora introducida por las leyes vigentes de la Instrucción Pública. Otros motivos lógicos y otras consideraciones prácticas de la más alta importancia, tanto social como individual, hablan también en su favor.” (Barreda: Carta. p 16)

Esto es, los fines sociales asignados a la Escuela Nacional Preparatoria son al menos corresponder a un acto creador, revolucionario de implementar, a través de la Ley Orgánica de Instrucción Pública para el Distrito Federal y su Reglamento, una educación no sólo laica; sino además científica. Este acto revolucionario promotor de la educación científica adquiere mayor importancia porque desde le punto de vista social, sus fines son: promover verdades científicas y, al mismo tiempo, combatir las ideas no científicas como por ejemplo las religiosas y metafísicas.

En otras palabras, es evidente que a la Escuela Nacional Preparatoria se le asignó un papel esencialmente ideológico; porque sus fines sociales se ubican en este aspecto; es decir, el promover los conocimientos de la ciencia y combatir las ideas metafísicas y teológicas. Estas atribuciones de la educación en la Prepa asegurarán, según su fundador, el orden y el progreso de la sociedad mexicana.

Los fines institucionales.- A diferencia de los fines sociales, los institucionales son más numerosos; pero no menos importantes.

En primer lugar aparece la problemática en torno a la pertinencia de crear una o más preparatorias; al respecto señala Barreda que “plantear la cuestión en estos términos son los verdaderos y los que más en armonía se encuentran con la ley”; pero también es “resolverla sin necesidad de discusión”. Todo esto por que

”De propósito no he querido hasta ahora tocar un punto que se refiere directamente a esta escuela, y que, a primera vista, parece no tener relación con el plan general ni con las miras eminentemente sociales que he procurado exponer a usted; pero que, bien examinado, es un complemento indispensable y un medio poderoso de facilitar y asegurar su realización.” (Barreda: Carta pp 64-5)

Continúa Barreda:

“Este punto es el relativo a investigar sí debe haber una sola o varias escuelas preparatorias; sí esta clase de educación, la cual, como he procurado demostrar a usted tiene necesidad de ser enteramente homogénea, ha de confiarse a diversos cuerpos de profesores bajo distintos directores, o sí por el contrario, no sería más conveniente fiar la ejecución a un solo director, profundamente penetrado de las miras y tendencias de la ley, en unión de un cuerpo de profesores compacto y que, en virtud de los frecuentes contactos a que el servicio mismo de la escuela lo sujeta, llegar a tener, mediante la influencia de una acertada dirección, la perfecta homogeneidad de ideas que tan necesaria es para poder sacar todas las ventajas que en este periodo de la educación de la juventud debe obtenerse.”

Por consiguiente la respuesta -ya insinuada- es la siguiente:

”No, no es posible que los grandiosos fines sociales de la ley se realicen encargando su ejecución, en lo relativo a los estudios preparatorios, a dos o más corporaciones rivales y disímbolas, que bien pronto acabarían por reproducir los odios irreconciliables que se daban como primer alimento moral a los antiguos colegiales, desde el día mismo en que entraban como alumnos de un colegio. Desde ese mismo día, en efecto, todos los alumnos de los otros colegios eran para él otros tantos enemigos con quienes era preciso mantener, so pena de ser reputado como mal colegial, una guerra abierta y encarnizada, con hostilidades de todo género.” (Barreda: Carta p 65)

Así, es necesario que la nueva institución educativa destruya de raíz:

”Este germen fecundo de animosidad, esta atmósfera de odio y de división en medio de la cual se educaban antes a los hombres públicos, no podía menos que tener una influencia fatal para la paz y para la estabilidad de la sociedad.” (Barreda: Carta, 65-6)

Pero aún más, no se trata sólo de reunir lo disperso, al desaparecer los antiguos establecimientos educativos entre primaria y profesional; sino también es inevitable reconocer que se debería de fundar una sola institución; porque

”Las rivalidades de los antiguos colegios, enardecidas con .la fusión que repentinamente se hizo de todos los alumnos en uno solo, debió de pronto suscitar dificultades debido a la anarquía intestina que semejante estado de cosas acarreó.” (Barreda: Carta, p 67)

Barreda insiste, en evitar se disperse el modelo pedagógico en planteles sometidos a la dirección de distintos profesores:

”Nada por lo mismo era más lógico ni más indispensable como la concentración de esta enseñanza en un solo establecimiento. Y también debo agregar que nada era más conveniente para los alumnos, aún bajo el punto de vista de su porvenir individual. Porque las numerosísimas relaciones que contraen con todos los jóvenes que entran simultáneamente con ellos en la vida pública y social, ejerciendo todas las profesiones y todos los cargos públicos, no podrán menos que serles de inmenso provecho. A su vez, los hombres públicos que han menester valerse de todas las aptitudes para el buen servicio de la nación, tendrán en sus recuerdos de colegiales una provisión inagotable de todas ellas.” (Barreda: Carta p 66)

Claro, esta decisión tiene implicaciones sobre todo cuando es un plantel nuevo el que se funda. Las implicaciones son varias pero sólo basta mencionar dos. La primera es relativa al número de alumnos y la segunda al número de maestros.

Con respecto a los alumnos dice Barreda:

”En cuanto a las dificultades que para el logro de estos fines, cuyas ventajas nadie pueden negar, debe encontrarse en el crecido número de alumnos, que deberán concurrir a un solo establecimiento, estas dificultades no son sino aparentes. Ellas no han podido existir sino en el primer momento de la instalación de un establecimiento de este género, y cosa notable, estas dificultades debían principalmente nacer, como en efecto nacieron, del mal mismo que la institución estaba destinada a curar.” (Barreda: Carta, p 66)

En torno a los maestros señala Barreda:

”Todo esto ha pasado felizmente y las dificultades quedan únicamente reducidas a ir aumentando el número de profesores de cada ramo, en la proporción que lo exija la población de los educandos. Este medio es a la vez sencillo y económico, porque él no exige más aumento en el presupuesto de gastos que el de los sueldos de estos profesores.”(Barreda: Carta, p 67)

Así que aparte de esta ventaja económica, aparece otra finalidad de excepcional importancia y que se ha mencionado antes; por eso Barreda, de manera rotunda, no duda en señalar:

”Otra influencia social de la más alta importancia que podrá sacarse de esta fusión de todos los alumnos en una sola escuela, será la de borrar rápidamente toda distinción de razas y de orígenes entre los mexicanos educándolos a todos de una misma manera y en un mismo establecimiento, con lo cual se crearán lazos de fraternidad íntima entre todos ellos y se promoverán nuevos enlaces de familias, único medio con que podrán llegar a extinguirse las funestas divisiones de razas.” (Barreda: Carta, p 67; subrayado propio)

Pero no acaban ahí los fines reconocidos como propios de la ENP; puesto que además, como institución educativa naciente y seria -como pretende ser- se apuesta definitivamente a lo académico. Ejemplo de este interés es la intención de promover el estudio. Al respecto dice Barreda:

”Verdad es que, tratándose en el nuevo sistema de que los alumnos, durante su carrera, se instruyan realmente y eduquen su espíritu, y no de que vayan tan sólo matando el tiempo en los colegios y ganando con sólo ello o con un poco de memoria un título profesional -como lo hacían no hace muchos años todos cuantos así lo deseaban, o cuantos por su incapacidad intelectual eran ineptos para las carreras literarias-, no dejará de haber más de uno para quien esta necesidad de aprender sea un obstáculo insuperable para la realización de sus deseos, o más bien, porque así sucede de ordinario, para satisfacer los caprichos de sus mal aconsejados padres.” (Barreda: Carta, p 54; subrayado propio)

Esto es se trata de promover, desde la ENP, el estudio serio y constante:

”Respecto a aquellos que no por falta de capacidad sino de aplicación, sean detenidos en su carrera, el efecto será diverso, pero no por eso menos provechoso para el individuo y para la sociedad. La necesidad en que se les pone de aprender, y para ello de estudiar, y la convicción que llegarán a poseer, de que sólo a este precio podrán obtener el título profesional que ambicionan, acabará por sobreponerse en ellos a sus hábitos de pereza y, obligándolos a consagrarse al estudio, les proporcionará la ventaja de corregir uno de los mas funestos hábitos de la juventud: la ociosidad.” (Barreda: Carta, p 55)

En consecuencia, la ENP tiene otro fin:

”El harneo intelectual y moral, permítame usted la expresión, que por el conjunto confluente de todos estos medios se lograra hacer, pasando a todas las capacidades por una verdadera criba que señalará a cada una el lugar que le corresponde, y que apartará de las carreras literarias a todos los egoístas que buscan tan sólo en ellas sus goces personales, sin tener en cuenta, o más o bien, sacrificando criminalmente los sagrados intereses de la sociedad, esta especie de harneo, repito, será siempre una inapreciable ventaja del actual sistema.” (Barreda, Carta, p 57)

Consecuentemente, a la Escuela Preparatoria se le asigna otra finalidad muy importante y socialmente significativa: servir de filtro seleccionador tanto de habilidades y destrezas como de orientación vocacional; lo que significa que la Prepa tiene el doble papel de ser una escuela que prepara pero que también separa. Prepara para los estudios profesionales, pero también separa a los no aptos para seguir las carreras profesionales. Por qué:

”La necesidad de estudiar, lejos de ser un inconveniente, vendrá a ser una ventaja más que se obtenga para la sociedad con el nuevo plan adoptado. Porque así se logrará desde los primeros años separar de las carreras literarias para las que no tienen disposición, muchos jóvenes que, consagrados a otra especie de labores, podría prestar buenos e importantes servicios a la sociedad y proporcionarse ellos mismos medios honrosos de subsistencia, mientras que en una carrera literaria habría sido, a lo más, parásitos gravosos al erario o una verdadera plaga de la humanidad por la impericia, y la mayor parte de las veces la consiguiente mala fe con que ejercerían su profesión, si es que por fin llegaban, como sucede con frecuencia, a obtener, a fuerza de debilidades y concesiones, un título inmerecido; o bien detenidos en la mitad de su carrera, tendrían, por fin, que abandonarla después de haber malgastado un tiempo precioso.” (Barreda: Carta, pp 54-5; subrayado propio)

Por consiguiente, a partir de este papel seleccionador que corresponde a la ENP al separar a los no aptos para las carreras literarias propicia que la elección de carrera se convierta en otro fin socialmente aceptable del plantel; claro se trata de retrasar la decisión de seguir una carrera.

”El primer deseo que naturalmente debe tener todo el que trata de elegir una carrera, ya sea para sí, ya para las personas que de él dependan, será el de hacer la elección de conformidad con las inclinaciones y con la capacidad de los interesados; pues de esta suerte el éxito se asegura de antemano y todas las dificultades se allanan por sí solas. Para lograr este fin, que está enteramente de acuerdo con los verdaderos intereses de la sociedad, a la cual perjudican tanto esas profesiones adoptadas y ejercidas sin gusto y sin aptitud, nada puede ser más eficaz ni más seguro que demorar la elección definitiva de profesión, hasta el tiempo en que, en virtud de una edad más avanzada y del conocimiento que se ha tomado durante los estudios preparatorios de todos los métodos y de todas las doctrinas que constituyen el vasto campo de la ciencia, el alumno puede ya con perfecto conocimiento de causa y con maduro juicio, seguir el consejo de Horacio, de calcular con precisión lo que pueden y lo que rehúsen aguantar los hombres.” (Barreda, Carta, p 35; subrayado propio)

Otra finalidad, derivada de las anteriores, consiste en que gracias a nuevos planes de estudios, incluido el de la Escuela Nacional Preparatoria, es posible juzgar social e intelectualmente tanto títulos profesionales como a quienes tienen la responsabilidad de desarrollar prácticas profesionales; esto es,

”Las razones que suelen alegarse para que los estudios preparatorios sean diversos para cada carrera, y limitados sólo a lo estrictamente indispensable para el ejercicio de cada profesión, no merecerían después de lo que ya he dicho a usted contestación alguna, si no fuera porque, a fuerza de repetirlas muchas personas que no han tenido tal vez ocasión de meditar lo bastante sobre estas materias, parecen haber llegado a adquirir cierta especie de valor como moneda corriente; y si el empeño irracional que muchos padres y no pocos alumnos tienen de lograr con cierta precipitación, les sea posible un título profesional, aun con la plena conciencia de que no lo merecen, no dispusiese a todas estas personas y a otras muchas a su ejemplo, a sacrificar todo estudio que por algún tiempo pueda demorar el fin que se proponen. Este fin, aunque enteramente personal, pues no es otro en el fondo sino el de proporcionarse, con el menor trabajo posible, una elevada posición social y los goces que ella procura, necesitaría ser siempre tomada en alguna consideración si tuviera algo de racional y de fundado, aún a su punto de vista mezquino y egoísta; pero un maduro examen de la cuestión hace ver que, en el estado actual de la sociedad y en el que bien pronto va a sucederla, en virtud de la espontánea difusión de todos los conocimientos científicos en las clases todas de la sociedad, las personas que carezcan de ellas serán, por más que posean títulos oficiales, separadas de toda posición un poco elevada y perderán la confianza pública, aún en lo más peculiar de su profesión, porque fácilmente se percibirá en ellos, a través de sus actos más insignificantes, una falta de instrucción y de preparación mental, incompatible con el prestigio intelectual que las carreras científicas necesitan tener por base para poder asegurar un resultado permanente.” (Barreda: Carta, pp 36-7; subrayado propio)

Pero aún más,

”Si esto no fuera absolutamente necesario en épocas anteriores, y si por desgracia no lo es aún en la época presente; si todavía hombres indignos de obtener la confianza pública en el ejercicio de ciertas profesiones, logran sorprender la credulidad hasta de personas de inteligencia cultivada; sí todavía el más grosero charlatanismo suele hacerse lugar entre las altas clases sociales, esto depende precisamente de la incompleta educación que éstas recibieron, la cual, sin haberlas puesto en verdadera aptitud para juzgar con rectitud de ciertas aserciones y de ciertas promesas del charlatanismo, ha exaltado sin embargo su orgullo lo bastante para creerse jueces competentes en aquéllas materias sobre las que faltan hasta las nociones más elementales. El día, sin embargo, está tal vez muy próximo y a esto va a contribuir muy poderosamente el actual sistema de estudios preparatorios en que habiéndose puesto la mayoría de la sociedad en aptitud de juzgar del valor real de ciertos títulos puramente oficiales, y del verdadero grado de instrucción de los que los llevan, todos los que por cualquier motivo los hayan obtenido indebidamente, o no adquirirían nunca ascendiente alguno, o lo perderán con suma facilidad, y de uno u otro modo verán burladas sus vanas esperanzas”. (Barreda, Gabino: Carta, p 38)

Otro fin institucional para la ENP es “cortar la carrera”; esto es, evaluar la interrupción de los estudios profesionales porque sí se cuenta con una educación preparatoria completa. La expresión de Barreda es esta:

”Sí consideramos el caso, bastante frecuente, de todas aquellas personas que por cualquier motivo se ven obligados a interrumpir, o no llegan a comenzar, sus estudios profesionales, desde luego se percibirá la inmensa diferencia que existe entre el porvenir que le promete la actual educación preparatoria, y el que aguardaba a los antiguos alumnos que sólo habían concluido su curso de filosofía. Mientras estos últimos sólo podían aspirar a entrar de meritorios en una oficina, o entregarse al charlatanismo de tinterillos en los juzgados, o de curanderos en los pueblos, todo el inmenso horizonte de las artes industriales queda abierto para los primeros, porque todos los hechos científicos en que se fundan, les son ya conocidos. Cortar la carrera a un alumno, en el antiguo sistema, era, casi con toda seguridad, condenarlo a llevar una vida oscura y miserable; hoy, sólo será cambiar el rumbo de su actividad, pero dejándole siempre abundantes medios de asegurarse un bienestar independiente y de hacer honradamente fortuna.” (Barreda: Carta, p 43)

El último fin institucional, pero menos importante de la ENP consiste en promover la producción de textos escolares elaborados por los propios maestros del plantel. Esto dice Barreda

”La costumbre de servirse para todo de textos extranjeros, cuyo primer efecto es el de matar en la cuna la actividad intelectual de los mexicanos, o por lo menos, el de dirigirla por el camino de la superficialidad y por consiguiente de la arbitrariedad y la anarquía, comienza a desaparecer, notándose en todas las escuelas, y muy especialmente en la Preparatoria, un empeño grande por parte de los profesores par redactar ellos mismos, de acuerdo con las necesidades de la instrucción, los libros de texto que deben servir en sus respectivos cursos. “ (Barreda: Carta, pp 60-1)

Por eso reitera el autor que

”Otra dificultad se presenta también para que los grandiosos fines de la ley puedan tener su entero cumplimiento. Pero esta dificultad es, como muchas otras de las que ya he mencionado a usted, del género de aquellas que, en vez de ser un reproche, se convierten en un elogio, porque suscitan y activan un importante perfeccionamiento intelectual y moral de los encargados de la noble misión del profesorado. Esta dificultad consiste en la necesidad que un plan tan bien coordinado y tan filosófico como el actual, sobre todo en lo relativo a los estudios preparatorios, hace nacer de un conjunto de obras de texto adecuadas al efecto y redactadas con un mismo espíritu y bajo la influencia del genio y de las verdaderas necesidades nacionales, en vez de servirse, como hasta aquí, de obras extranjeras superficiales muchas veces y casi siempre incoherentes y contradictorias entre sí, y sobre todo, inspirados en otro genio y otras necesidades sociales.” (Barreda: Carta, p 60)

Así pues “esta mejora (..) estaría ya casi terminada” a no ser por las “continuas alarmas difundidas de buena o mala fe por los ciegos partidarios de la rutina o por los espíritus metafísicos o retrógrados sobre la estabilidad” tanto de la medida como de la propia institución educativa. Por eso Barreda asienta un golpe directo a los detractores de la ENP:

”Por más que yo esté persuadido de que esos cambios radicales y retrógrados con que algunos sueñan son irrealizables, porque todo retroceso es irrealizable, al menos como medida definitiva, usted convendrá conmigo en que poner cada año y bajo cualquier pretexto a discusión y en problema la existencia de una institución, por más bien meditada y calculada que haya sido, no es el medio más a propósito para cerciorarse de lo que ella es capaz de producir, ni mucho menos para fomentar y hacerla progresar.” (Barreda: Carta, p 61)

Así, en conclusión los fines institucionales de la Escuela Nacional Preparatoria son varios, la necesidad de crear un solo plantel de la Escuela Nacional Preparatoria encargado de destruir la atmósfera de odio y división; de borrar distinciones de raza y, consecuentemente, crear lazos familiares y homogeneizar la educación. Pero además la labor de horneo intelectual y de criba social para separar a los que pueden y deben continuar sus estudios de los que no.

Los fines académicos.- Aquí se indican los fines académicos y educativos estrictamente que se reconocen propios a la Escuela Nacional Preparatoria; esto es el conjunto de objetivos mediante los cuales se asegura se ha logrado formar al egresado del plantel. Así, el primer fin educativo de la ENP lo expresa Barreda:

”La educación, es preciso repetirlo, la educación intelectual es el principal objeto de los estudios preparatorios; la variada y sólida instrucción que ellos proporcionan es una ventaja inmensa y, sin embargo, secundaria si se compara con la que resulta de la disciplina mental a que nos acostumbran.” (Barreda: Carta, pp 19-20; subrayado propio).

Esto significa que la ENP es una institución que promueve la educación intelectual; es decir, no impartir educación técnica ni sentimental ni moral fue lo que le dio origen. Además, hay que señalar -como fin- la importancia de una sólida instrucción del egresado; aunque; subordinada a la disciplina mental propia del proceso enseñanza aprendizaje en el plantel.

Por otro lado, evidentemente para lograr este fin, se necesita insistir en que la educación “de todas las personas que se consagran a las carreras literarias deben recibir sea homogénea y completa”, consecuentemente, hay que enfrentar algunas oposiciones, como por ejemplo:

”Los opositores a estas ideas habían anunciado que ellas eran irrealizables, porque el cúmulo de materias que a los alumnos se exigían, principalmente en los estudios preparatorios, en el corto periodo de cinco años que la ley les consagró, no permitía que los alumnos pudiesen adquirir en ellos sino una instrucción superficial e insuficiente: que por lo mismo semejante exigencia no podía dar otro resultado que el de sacar, a lo más una generación de eruditos a la violeta, que de todo hablasen sin conocer nada a fondo.” (Barreda: Carta, p 50; subrayado del autor)

La defensa de la Nacional Preparatoria por su director y fundador no es menos vigorosa y rotunda:

”Este reproche, que sería terrible si fuese fundado; este tiro que sería mortal si fuese asestado, cae, sin embargo, inerme delante de los hechos. Jamás en ninguna época ni en un establecimiento, se habían estudiado en nuestro país de una manera tan completa, y mucho menos tan práctica, las ciencia físicas y naturales, como se ha hecho en la Escuela Preparatoria durante los tres años que lleva de funcionar.” (Barreda: Carta, p 50; subrayado propio)

A pesar de esto, la educación intelectual de la Prepa se calificaría de gimnástica intelectual; puesto que

”Sí se reflexiona que tales estudios, y en general todos los preparatorios, son una verdadera gimnástica intelectual destinada a fortalecer y desarrollar nuestras aptitudes o facultades diversas a la vez que a reglamentarlas, todas las objeciones que pudieran hacerse a estos estudios desaparecen. Nadie objeta a la gimnástica corporal la perfecta inutilidad efectiva de todos y cada uno de los esfuerzos musculares que la constituyen, porque ven en ellos un medio de desarrollar los órganos, y no un medio para alcanzar resultados directos, útiles por sí mismo. ¿Por qué no apreciar en la misma forma la gimnástica espiritual? Aún suponiendo que lo que es cierto de la gimnástica corporal lo fuese también de la mental; aun concediendo que algunos de los ramos que durante la última se cultivan, quedasen sin aplicación posible ulterior, lo cual es más que dudoso, y que se olvidasen completamente como muchos suponen, exagerando lo que en realidad pasa, el vigor intelectual que dejan tras sí, y la lógica rigurosa que inculcan, no se pierde jamás y se utilizan en cada acto de la vida, tanto especulativa como práctica.” (Barreda: Carta, pp 18-9; subrayado propio)

Porque nuevamente los fines son fomentar el vigor intelectual del alumno y la práctica constante de la lógica rigurosa que se recorre, en largo trayecto, con todas la asignaturas que conforman el plan de estudios de la Prepa. Pero a pesar de estas características, es evidente que el plan de estudios no proporciona sino conocimientos uniformes; esto es, nunca pretendió impartir conocimientos universales. Esto porque

”Exigir que cada uno de los conocimientos que se adquieren en los estudios preparatorios haya de servir, por lo que él mismo directamente vale, para todos, o al menos para la mayor parte de los actos propios del ejercicio de una profesión, y querer, por lo mismo, excluir todos aquellos que parecen no rozarse de una manera directa con cada una de ellas, es desconocer de una manera lamentable la profunda y perfecta sinergia que existe entre todos los ramos de las ciencias: creer que el resultado que se tenga en una carrera literaria será siempre el mismo, con tal que se posea una buena inteligencia, cualquiera que sea, por otra parte, la preparación intelectual que se haya recibido, es olvidar las leyes más elementales a que todo movimiento está sujeto, y sostener que una resultante será siempre la misma, cualquiera que sean las fuerzas que se agreguen o quiten al sistema de que procede.”

La respuesta contundente de Barreda es

”Cada uno de los conocimientos que se adquieren, cada hecho real cuyo verdadero mecanismo se comprende, es una nueva fuerza que se agrega al sistema complejo de nuestra actividad mental, y una fuente inagotable de la que podrán surgir en el momento más inesperado las inspiraciones más felices, inspiraciones de que el mismo que las ha tenido se habría creído incapaz, si una previa preparación intelectual no lo hubiese conducido, de un modo insensible, pero seguro, a ese resultado.” (Barreda; Carta, pp 38-9)

Hasta aquí los fines educativos. Por consiguiente los fines de la ENP se agrupan en tres grandes bloques: sociales, institucionales y académicos.

Entre los últimos se encuentran: promover una variada y sólida instrucción de carácter general y enciclopédico, también, homogénea y completa; al mismo tiempo, suscitar una disciplina mental. Además, supone una gimnástica mental para fortalecer y desarrollar aptitudes de los alumnos y -simultáneamente- reglamentarlas. Pero no, finalmente, olvidar también que se promueve el estudio y, en esencia, la búsqueda de la verdad es esencial. Los fines institucionales se expresan particularmente en promoción del estudio y estimular la producción de textos propios para la enseñanza.

En el ámbito de lo social aparecen como fines los siguientes: contar con un fondo de verdades comunes para combatir la anarquía proveniente de ideas teológicas y metafísicas; realizar un proceso de selección social para las carreras profesionales y literarias (implica preparar y separar); promover la elección más precisa de las propias carreras y -no menos importante- el ayudar a evaluar el ejercicio profesional. No se olvida que la ENP borra las distinciones de origen o de clase o de raza y, consecuentemente, promueve la fusión social a través de lazos de solidaridad y enlaces matrimoniales.

3.- Los contenidos académicos

Por principio de cuentas no hay que describir en qué consisten los contenidos académicos; aunque con esta noción se identifican aspectos relevantes para el análisis del modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria. Así por ejemplo, los contenidos tienen que considerar tanto los aspectos relativos a la organización general del plan de estudios como a los contenidos temáticas de las asignaturas que lo integran; esto es, no sólo conocer cuáles son los referentes de la planeación educativa como requisitos, seriaciones y otras cualidades del currículo vivido. La cuestión esencial es conocer qué se enseña.

Esta dimensión inicia con el reconocimiento en la propia legislación de los contenidos académicos, por ejemplo, el artículo 8º. de la Ley Orgánica se mencionan el conjunto de materias a cursar en la Escuela Nacional Preparatoria. En total son 34 materias.

Estas materias se organizan en torno a algunas áreas; por ejemplo señala Velázquez Albo: matemáticas, ciencias naturales, idiomas y materias prácticas. La propuesta personal presenta las siguientes áreas:

En consecuencia aunque estas asignaturas del primer plan de estudios de la Escuela Nacional Preparatoria, es evidente que para cada una de las distintas carreras se tienen que hacer algunas elecciones en torno a las materias a cursar. Pero además, es cierto que de las 34 materias existen 2 y hasta 3 cursos de latín; es decir que las materias no corresponden al número de cursos.

Por ende, de las 34 asignaturas no se ubicaron sólo 2: dibujo de figuras, de paisaje, lineal y de ornato y paleografía; pero ninguna de las materias se mencionan en las distintas modalidades, por la orientación profesional, del bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria.

Para continuar hay que recordar Barreda comenta el Reglamento porque, a diferencia de la Ley, sí establece un orden para estudios preparatorios.:

”En ese Reglamento, además de las disposiciones generales propias para el arreglo de las escuelas y de los cursos, encontrará usted, en la sección relativa a la Escuela Preparatoria, el orden que debe seguirse en el estudio sucesivo de las materias que forman los cursos preparatorios.” (Barreda: Carta, p 4; subrayado propio)

Consecuentemente, se observa que los estudios preparatorios están organizados según la carrera profesional que se elige. Aunque es obvio insistir en que la instrucción era homogénea y completa para todos los alumnos.

”En cuanto a lo primero -conjunto de estudios preparatorianos- (...) la conveniencia y aun necesidad que hay de que todas las personas en general, y muy especialmente las que se consagran a las carreras literarias reciban una educación homogénea y completa, por lo menosen lo relativo a los estudios fundamentales, y que deben formar el cimiento de la educación profesional.” (Barreda: Carta, p 8; subrayado propio)

Así, a partir de esa cualidad del plan de estudios de la Escuela Nacional Preparatoria se derivan consecuencias; la primera es la organización curricular de los contenidos académicos, dice Barreda al respecto:

”Como usted podrá notar a primera vista, los estudios preparatorios más importantes se han arreglado de manera que se comience por el de las matemáticas y se concluya por el de la lógica, interponiendo entre ambos el estudio de las ciencias naturales, poniendo en primer lugar la cosmología y la física, luego la geografía y la química, y por último, la biología y la zoología.” (Barreda: Carta, p 5; subrayado propio)

Enseguida agrega el por qué de esta organización:

”Estos estudios que, como luego voy a procurar sucintamente demostrar, forman una escala rigurosa de conocimientos útiles y aún necesarios, que se escalonan unos a otros como una cadena continua, en que los anteriores van siempre sirviendo de base indispensable a los que le siguen, y de medio adecuado para facilitar y hacer más provechoso su estudio.” (Barreda: Carta, p 5)

Claro, en los estudios intermedios aparecen ubicados los idiomas:

”En los intermedios, repito, de esta escala científica, se han intercalado los estudios de los idiomas, en el orden que exigía la necesidad de que de ellos se había de tener para los estudios antes mencionados, o los que más tarde debieran seguir.” (Barreda, Carta p 5)

Respecto a la importancia de la enseñanza de los idiomas, señala que:

”Así es que se ha de comenzar por enseñar el francés, ya porque en este idioma están escritos multitud de libros propios para servir de obras de texto, ya porque de este modo podríamos aprovechar desde luego las nociones más o menos avanzadas de este idioma, que casi todos los alumnos traen actualmente de las escuelas primarias; después se ha continuado con el inglés, por razones análogas las anteriores; y por último, con el alemán, en los casos que la ley lo exige.” (Barreda: Carta, p 5)

Así mismo indica, la enseñanza de los idiomas, en especial respecto a las lenguas clásicas empieza con el aprendizaje del latín; por ende

”Respecto del latín, encontrará usted también una verdadera novedad, la cual consiste en que en vez de ser el estudio por el que deben comenzar los alumnos, éste se hace, por el contrario, en los dos últimos años de su carrera preparatoria. Esta trasposición ha sido, a mi entender, muy justamente motivada por el cambio de circunstancias que las ideas del siglo y su necesaria evolución han ido determinando. Antiguamente, todas las obras científicas, o que por algún otro motivo se juzgaban dignas de ser universalmente leídas, se escribían en latín, y de aquí la justa prescripción hecha por los que en aquella época dirigían la enseñanza, de comenzar por el estudio de este idioma que era, por decirlo así, la puerta por donde forzosamente tenía que atravesar todo el que quisiera penetrar en el santuario del saber. Hoy las cosas han cambiado totalmente; cada sabio escribe en el idioma que le es propio, y las lenguas vivas, entre ellas muy señaladamente el francés, llenan las funciones que antes desempeñaba el latín.” (Barreda: Carta, pp 5-6)

Más aún, en torno a la enseñanza de los idiomas, insiste Barreda:

”Era natural, por lo mismo, y aun sin tener en cuenta el motivo de que antes hice a usted mérito, comenzar por el estudio de los idiomas vivos, los cuales, además, tienen la ventaja de facilitar las relaciones de todo género que los ciudadanos de cada país tienen necesidad continua de mantener con los demás. Pero hay otro motivo todavía, que sería por sí sólo bastante a justificar el lugar que a este estudio se ha asignado. Estando el latín destinado hoy principalmente a facilitar los estudios y cultivo de la jurisprudencia y de la medicina, si aquél se hubiese hecho en los primeros años y después hubiese tenido que abandonarse en los años subsecuentes, por la imposibilidad en que hoy estamos de encontrar libros de texto científicos escritos en ese idioma (imposibilidad que contrasta visiblemente con lo que pasaba en el siglo anterior), los alumnos olvidarían con toda seguridad esta difícil lengua, y cuando llegase el caso de hacer uso de lo que de ella habían aprendido se verían embarazados. Lo contrario sucede haciendo su estudio en los últimos años; además, persuadidos los alumnos de la necesidad que del estudio de este idioma tendrán para la profesión que han elegido, lo harán con más dedicación, y por lo mismo con mejor éxito.

Si se considera el idioma latino como un medio de poder dedicarse, los que a ello tengan afición, a estudios trascendentales, las mismas consideraciones son aplicables. (Barreda: Carta, p 7)

Otro idioma que los alumnos deben aprender, es el griego “su estudio se ha colocado en el año en que, por haber menos recargo de materias, se creyó más oportuno.” (Barreda: Carta, p 8) Después del estudio de idiomas se coloca el de la gramática:

”El estudio de la gramática española, se ha transferido hasta el tercer año, en vez de dejarlo en el primero como parecería tal vez natural, porque si se desea que este estudio tenga una utilidad real, es preciso salir de esas superficialísimas nociones, que antes de hoy habían constituido los cursos de gramática castellana en todos los colegios, y dar a los alumnos un conocimiento más profundo y razonado de su idioma, presentándoles a la vez ejemplos dignos de imitar. Para poder hacer todo esto con fruto, se necesita que los alumnos tuviesen una inteligencia más cultivada ya, así como también que con la edad fuesen capaces de penetrarse de la necesidad y de la utilidad de este estudio.” (Barreda: Carta, p 7)

Después de describir los contenidos académicos generales de idiomas, Barreda señala “pasemos ahora a las materias científicas que forman el conjunto de estudios preparatorios, y al orden en que se ha creído conveniente su disposición.” (Barreda: Carta, p 8; subrayado propio). La primera materia, entre las científicas, que se enseña en la Prepa:

”Las matemáticas, que partiendo de un cortísimo número de verdades fundamentales, llegan de consecuencia en consecuencia, por medio de la más irreprochable ilación, hasta las verdades más remotas y a veces, pero no por esto menos seguras, serán siempre la mejor escuela en que todos podrán aprender las verdaderas reglas prácticas de la Deducción y del Silogismo.” (Barreda: Carta, p 17)

Así que en las matemáticas se estudian estos temas y se encadenan

”Después del estudio de las matemáticas, se ha colocado el de cosmografía o astronomía elemental, por la razón de que entre todas las ciencias, ésta es, después de la mecánica, la que se ocupa del estudio de los fenómenos más simples que se presentan realmente en la naturaleza, y porque en ella, así como en la mecánica (que se estudia como introducción a esta ciencia y a la física) se hacen las más espontáneas y perfectas aplicaciones de los teoremas matemáticos.” (Barreda: Carta, p 20)

A continuación de la astronomía aparece otra ciencia:

”La física llega después, la cual, ocupándose de propiedades más complicadas de los cuerpos, exige ya una aplicación de nuevos métodos y de nuevos medios de investigación.” (Barreda: Carta, p 20)

Después

”Viene después la química, en donde el método experimental adquiere su más completo desarrollo, y en donde por lo mismo la inducción es el procedimiento lógico predominante. Aquí las propiedades que se estudian en los cuerpos son más numerosas y mucho más complicadas, y así el espíritu va poco a poco ascendiendo en complicación de ideas y en complejidad de métodos” (Barreda: Carta, p 21)

Enseguida aparece el estudio de la llamada historia natural; esto es el conjunto de disciplinas que constituyen la Biología, en la jerarquía de la ciencia elaborada por Augusto Comte.

”Llegan los estudios relativos a los fenómenos de los seres vivientes (botánica, zoología):aquí la observación, la experimentación, la comparación, son los medios que nos proporcionan los conocimientos que en estas ciencias se adquieren, y la escuela por lo mismo en que nuestras facultades mentales deben adiestrarse, no sólo en el uso de los dos primeros medios de investigación, que ya se habrían puesto en práctica en el estudio de las ciencias anteriores, sino también en el de la comparación que, no se había empleado para nada, o se había hecho de él un uso muy elemental.” (Barreda: Carta, p 21)

Continua el plan de estudios con

”El estudio de la geografía y la historia, se han dejado para el tercero y cuarto años, porque para poder comprender la primera necesitan los conocimientos que a la cosmografía, sin los cuales todas las nociones del polos y paralelos, de meridianos, de climas, etc., serían enteramente prematuros.” (Barreda: Carta, pp 23-4)

Así pues, “La historia se ha colocado después de la geografía, o concurrente con ella, porque así se facilita el estudio de ambas y se hace más ameno.” (Barreda: Carta, p 24). Después aparecen lógica -entendida “como el estudio de las leyes a que está sujeto el espíritu humano en una de sus más importantes funciones”- y la ideología:

”La lógica e ideología, las cuales, en los planes antiguamente seguidos se ponían siempre como introducción a los estudios filosóficos y científicos; mientras que, en el que actualmente rige, se han colocado como coronamiento y recapitulación de todos ellos.” (Barreda: Carta, p 24)

Finalmente, concluyen los contenidos académicos de la ENP con

”La ideología y la psicología, no pudiendo ni debiendo ser otra cosa que el estudio de las leyes a que están sujetas las más nobles y elevadas facultades del hombre y también, por lo mismo, las más complicadas, no podían venir sino después de los demás estudios, la mayor parte de las cuales (como las leyes de la vida orgánica, por ejemplo) le sirven de base indispensable, o concurrentemente con la lógica.” (Barreda: Carta, p 34)

En este sentido es importante señalar la aparición de una asignatura nueva; por lo menos no mencionada ni en la Ley ni en el Reglamento que es la psicología. Esta asignatura se menciona por primera vez en la Carta que dirige Barreda al gobernador del Estado de México, Mariano Riva Palacio, el 10 de octubre de 1870. En este sentido, se recuerda 11 años después el inmigrado griego Plotino C. Rhodakanaty publicó algunos artículos en torno a su propuesta para proporcionar esta asignatura a los alumnos en la ENP.[13]

En consecuencia parece prematuro hablar de la cátedra de psicología tal y como la indica Barreda; sobre todo porque 11 años después se propugna por fundar la asignatura. Esta situación obliga a plantear más preguntas que respuestas; por ejemplo ¿Cuál de las dos opciones se considera como la que da origen a esta disciplina en México? O Tal vez apareció una tercera opción que fue la que se implementó finalmente. Esto es, con otras palabras, fue o no en la Escuela Nacional Preparatoria donde se fundó la psicología. Cuestiones que rebasan las pretensiones de este trabajo.

En conclusión, se reconoce el plan de estudios de la Escuela Nacional Preparatoria integrado por cinco grupos de asignaturas que los distintos textos describen con detalle las cátedras que integran el conjunto de las Ciencias, algunas de Gramática y Lenguas e Ideología y Lógica; pero también se omiten las descripciones de asignaturas integradas en el área técnica y las de historia y geografía. Así afirma el plan de estudios de la ENP no es una simple olla podrida:

”Tan buenos resultados no han debido sorprender sino a los que no han podido penetrarse de la importancia de las mejoras introducidas y de la facilidad que el orden adecuado en que se van sucediendo los cursos, trae forzosamente consigo en virtud de la ayuda que unos van prestando a los que les siguen; orden y sucesión lógica que, para decirlo de paso, forma un contraste manifiesto con esa olla podrida que se llamó Plan de Estudios en tiempos de la intervención, en el cual, como ya indiqué a usted, se encontraban desde el principio hacinadas todas las materias sin método ni discreción.” (Barreda: Carta, p 52)

Así, en palabras de Gabino Barreda el plan de estudios de la Escuela Nacional Preparatoria es un conjunto de materias y de contenidos que pretenden formar al egresado de este plantel educativo.

4.- Las estrategias didácticas

En este apartado se describen el conjunto de elementos que constituyen las estrategias didácticas; estrategias que incluyen tanto los contenidos explícitos de las asignaturas como a otro conjunto de decisiones que propician, producen y orientan el proceso de enseñanza aprendizaje. Es decir, se trata no sólo de describir el orden en que se desarrollan los estudios preparatorios; sino además, conocer cuál es el papel de cada materia en el proceso de formación del alumno egresado de la Escuela Nacional Preparatoria. Por ende, para conocer cuáles son las estrategias didácticas que se instrumentan en la ENP es importante formular la pregunta cómo se enseña.

Independientemente de disposiciones y medidas administrativas a nivel del plantel y las que el docente implementa en el salón de clase, la primera estrategia pretende alcanzar tres distintos objetivos.[14] En primer lugar dar orientación, direccionalidad, al proceso de enseñanza aprendizaje; después propiciar el aprendizaje de todos los alumnos y con esto contar con un criterio de evaluación; convertir ese trabajo en un elemento más a considerar al momento de evaluar -al término del curso- al alumno; y, finalmente, ser factible la publicación de aquellas que lo merezcan.

Es difícil saber si se cumplió en la primera etapa en la vida de la ENP.

Para describir contenidos e intencionalidad curricular de las asignaturas que integran el plan de estudios de la ENP, se conserva el mismo orden de exposición; por ende, empieza por la enseñanza en idiomas. Al respecto Barreda dice:

”Empleando para la enseñanza del latín un método semejante al que se usa respecto a las lenguas vivas, se evita el inconveniente de abrumar a los alumnos con una infinidad de reglas aprendidas puramente de memoria; se logra que aprendan mejor y más fácilmente la lengua y se economiza un tiempo precioso, que pueden aprovechar adquiriendo otros conocimientos al mismo tiempo que el de la lengua latina”. (Barreda: Carta, pp 53-44)

Así, en el caso de la gramática castellana dice el mismo Barreda:

”El estudio abstruso y eminentemente analítico de todo estudio gramatical, cuando se quiere que no sea sólo una operación automática de memoria, sino un trabajo realmente intelectual, exige un desarrollo mayor de la facultad de abstracción e inducción por parte de los alumnos, y esto justifica el retardo de que se trata, supuesto que la abstracción es la facultad que más tarde se desenvuelve en nuestra mente.” (Barreda: Carta, pp 7-8)

Más aún

”Con el arte de la gramática sucede como con el de la lógica; querer aprender primero las reglas y luego la práctica, es invertir el método natural, es crearse artificialmente dificultades sin cuento y malgastar el tiempo en formar pedantes en vez de hombres útiles.” (Barreda: Carta, p 54)

Las materias científicas, se inician con las matemáticas porque

”La simplicidad de las materias que forman el verdadero dominio de las matemáticas, y el riguroso método lógico que esa misma simplicidad permite, hacen de esta ciencia el mejor medio de prepararnos a emprender después, con menos peligro de errar, otras especulaciones más complicadas. La utilidad del estudio de las matemáticas, muy grande ya por las verdades que directamente enseña y que son diariamente aplicables en multitud de circunstancias de la vida común o profesional de todos los individuos, es todavía infinitamente mayor bajo el punto de vista del método que emplea, con el que necesariamente nos connaturalizamos, aún sin echarlo de ver, al hacer su estudio y el que por lo mismo aplicamos después con facilidad y precisión.” (Barreda: Carta, p 17)

En este momento, Barreda, se apoya en la argumentación de Stuart Mill: “el valor de la instrucción matemática, consiste no tanto en la aplicabilidad de sus doctrinas sino en la de su método”. Por ende, Barreda plantea una interrogante:

”¿No le parece a usted extraño que después de todos estos motivos tan evidentes y que, no diré ya justifican, sino exigen que el estudio de las matemáticas se ponga como introducción a los otros y se haga obligatorio igualmente a todos los alumnos?” (Barreda: Carta, p 18)

Aunque responde a la pregunta con argumentos, tanto de simplicidad como de adecuación del método lógico por parte del alumno para organizar su propia capacidad de raciocinio.[15]

La respuesta es contundente:

”La interpretación de las leyes, hechas por el juez o por el simple abogado, no es, según demuestra el autor citado (Mill), sino una deducción silogística; y la utilidad del silogismo, en la época actual, no es otra que la de servir de instrumento de interpretación. ¿Cómo pues, la ciencia que lleva la lógica del silogismo a su más alto grado de perfeccionamiento, y de la cual es la mejor escuela, podría reputare por inútil?”. (Barreda: Carta, p 18)

Por eso ante los resultados, se introduce una importante mejora en la enseñanza de las matemáticas para los ingenieros; porque:

”En este ramo se ha introducido respecto de los ingenieros, una importante mejora, con el objeto de hacer que su educación matemática sea más completa, en razón de la importancia directa que para su carrera tienen los conocimientos propios de esta ciencia. Esta mejora consiste en disponer que durante los dos últimos años tengan los alumnos que se dedican por seguir esta carrera, academias bajo la dirección de un profesor, en las cuales cultivarán los ramos más importantes y de mayor aplicación de esta ciencia, con lo cual se logrará que sus conocimientos en este ramo sean completos y superiores a cuanto se había hecho hasta ahora.” (Barreda: Carta, pp 51-2)

Ahí concluyen las estrategias para la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas; por ende, se continúa con la astronomía,ciencia que proporciona:

”Las sanas nociones que sobre el verdadero mecanismo del sistema cósmico se dan en ella, y los numerosos errores que con sólo esto se disipan desde luego en la mente de los educandos, hacen de este estudio y han hecho desde hace ya algún tiempo, una base indispensable de toda educación regular.” (Barreda: Carta, p 20)

En consecuencia la astronomía, en la ENP tiene dos cualidades, desde la perspectiva de las estrategias metodológicas; como nociones verdaderas del cosmos y consecuentemente, como mecanismo para combatir errores. Ambas cualidades la convierten “en base indispensable de toda educación”.

Después de la astronomía aparece la física en donde “sus verdades más elementales tienen un carácter más francamente experimental y de la observación”. Pero no basta con sólo señalar las ciencias; al contrario, hay que diferenciar entre ellas; por eso Barreda señala

”En las matemáticas, que sólo se ocupan del número, de la extensión y del movimiento, prescindiendo de las demás propiedades de los cuerpos, el método deductivo había podido ser suficiente por sí solo; y la inducción, reducida a los procedimientos elementales y espontáneos, propios para establecer los axiomas fundamentales, ha podido pasar casi desapercibida (...) mientras que la astronomía, la pura observación es el único medio que tenemos de investigación.” (Barreda: Carta, p 20)

En consecuencia, a la matemática le corresponde el método deductivo, ocasionalmente el inductivo; en cambio la astronomía usa la observación pero la física además de la observación emplea la experimentación. Así la distinción entre ciencias no sólo es por el objeto de estudio; sino además por los recursos metodológicos que emplean al estudiar sus objetos. Así, la educación en la ENP, según la propuesta de Barreda es clara:

”Así, primero raciocinio puro, después observación como base del raciocinio y luego, observación y experimentación reunidas, van formando la escala lógica por la que debe pasar nuestro espíritu al caminar desde las matemáticas hasta la física, en donde todavía se hace frecuente e importantísimo uso de los teoremas y de los métodos matemáticos para las investigaciones que son de su resorte.” (Barreda: Carta, p 21)

Así, después aparece la química con dos atributos: promover un mayor desarrollo del método experimental y del método inductivo; porque

”Aquí las propiedades que se estudian en los cuerpos son mucho más numerosas y mucho más complicadas, y así el espíritu va poco a poco ascendiendo en complicación de ideas y en complejidad de métodos.” (Barreda: Carta, p 21)

Pero no concluye el asunto. pues el estudio de los seres vivos, botánica y zoología, emplea tres métodos: observación, experimentación y comparación; porque

”Como en el estudio de los seres vivientes, las propiedades que sometemos a nuestro análisis son infinitamente más complicadas. Los medios de observación de que hacemos uso son también mucho más numerosos.” (Barreda: Carta, p 21)

Las consecuencias de la especificidad de esta ciencia son evidentes:

”Así mientras en la astronomía sólo hacemos uso del sentido de la vista, en la física nos servimos además, del tacto y del oído, y en la química echamos mano del olfato y del gusto prescindiendo casi enteramente del oído, pero en el estudio de la organización de la vida, todos los sentidos son de grande utilidad y todos se ejercitan a la vez.” (Barreda: Carta, pp 21-2)

Pero no basta con argumentar la vinculación entre ciencias y sentidos humanos; es necesario ir más allá en cuanto a las relaciones que entre ciencias y sentidos se establecen, según su empleo como estrategia metodológica. Por ende, es evidente que en la Biología esta relación tiene mayores potencialidades.

”El importante artilugio lógico de la nomenclatura, cuyas ventajas para la claridad y precisión de los conceptos y de las ideas, así como para su más fácil combinación, son tan notorios y tan importantes que Condillac y su escuela han podido sostener, con cierta apariencia de verdad, que una ciencia no es otra cosa sino una lengua bien construida, en ninguna parte puede aprenderse y practicarse mejor que en la química, cuya nomenclatura será siempre el tipo que deba uno proponerse en toda construcción de este género, así como también la terminología botánica, con cuya ayuda se pueden consignar como en una fotografía los caracteres más fugaces y más minuciosos del más insignificante vegetal, sin que esta descripción tan detallada deje por eso de ser admirablemente lacónica.” (Barreda: Carta, p 22; subrayado del autor)

Así se aprende el proceso de construcción de la terminología biológica mediante el cual es posible la descripción detallada pero lacónica de los seres vivos. Pero también hay otra cualidad inherente a la biología:

”En lo que aventaja a las otras ciencias en el estudio de la historia natural, y muy señaladamente el de la zoología, es en la práctica y cultivo del más importante de los artificios lógicos; quiero hablar del arte de las clasificaciones.”

Esto porque

”En ninguna parte se ha elevado este arte a más alto grado de perfección, porque en ninguna podría encontrar reunidas las condiciones necesarias para su desarrollo y porque en ninguna era tampoco más indispensable, en virtud de la inmensa variedad de seres que tenía que estudiar: si se quiere, por lo mismo, comprender y poseer a fondo esta parte del método, que es y será siempre un preliminar indispensable de toda medida práctica y de toda especulación teórica, es preciso estudiarla en la ciencia que le ha sabido dar las mejores y más importantes aplicaciones.”

En consecuencia

”Todas las reglas teóricas que pudieran darse para hacer bien una clasificación, serían enteramente perdidas, si no nos hubiéramos adiestrado y ejercitado en clasificar los seres que más se prestan a ello por su inmensa variedad unida a sus profundas y múltiples analogías.” .(Barreda: Carta, pp 22-3)

Por ende, la contribución de la biología que corona la organización jerárquica de las ciencias que integran el plan de estudios de la Escuela Nacional Preparatoria no concluye ahí:

”Por esta complicación de métodos y de doctrinas que caracterizan el estudio de los seres vivientes y de las funciones que les son propias, y por el auxilio que para el estudio de éstas se saca de los conocimientos acumulados en las otras ciencias, sin los cuales, todos los actos vitales, aun los elementos serían enteramente incomprensibles, se han puesto estos estudios después de los de las ciencias físicas y químicas, que vienen a continuación de las matemáticas y de la astronomía, en la cual se ha podido estudiar la aplicación más racional, más fecunda en resultados, y al mismo tiempo más sobria y segura de otro importante artificio lógico, las hipótesis, de que esta última ciencia se sirve a cada paso con un éxito completo, y adonde, por lo último, habrá siempre que ir a buscar los mejores ejemplos, y las más seguras reglas para su uso en otros casos más difíciles.” (Barreda: Carta, p 23)

Con la biología terminan el conjunto de materias de carácter científico que tienen otras finalidades, como por ejemplo:

”Todo lo que contribuye a inculcar en nuestro ánimo los métodos más propios, más seguros y más probados de encontrar la verdad, debe introducirse con el mayor empeño en la educación de la juventud. Bajo este respecto, nada es comparable al estudio de las ciencias positivas, para grabar en el ánimo de los educandos, de una manera práctica y por lo mismo indeleble, los verdaderos métodos con la ayuda de los cuales la inteligencia humana ha logrado elevarse al conocimiento de la verdad.” (Barreda: Carta, p 16; subrayado propio)

Métodos que van

”Desde los más sencillos raciocinios deductivos hasta las más complicadas inferencias inductivas, todo se pone sucesivamente ante sus ojos, no por simples reglas abstractas, incapaces las más de las veces de ser comprendidas y mucho menos de ser puestas en uso, sino haciendo prácticamente cada día o viendo hechas las mejores aplicaciones de dichos métodos.” (Barreda: Carta, p 16)

Por ende, la enseñanza de ciencias positivas tiene sus implicaciones en la formación del alumno egresado de la ENP; porque

”En efecto, sí es cierto que el buen método es la primera condición de todo éxito; sí como dice un gran filósofo: ‘los hombres, más que doctrinas, necesitan métodos; más que instrucción, han menester educación’, todo lo que contribuye a inculcar en nuestro ánimo los métodos más propios, más seguros y más probados de encontrar la verdad, debe introducirse con el mayor empeño en la educación de la juventud.” (Barreda: Carta, p 16)

Ahora bien hay que recordar el tercer grupo de materias, entre ellas se ubican tanto Lógica como Ideología; asignaturas que adquieren otro sentido al ser ubicadas en el lugar correspondiente en el plan de estudios de la ENP. Pues “en los planes antiguamente seguido se ponían siempre como introducción a los estudios filosóficos y científicos” actualmente “se han colocado como coronamiento y recapitulación de todos ellos.” Los juicios de Barreda son interesantes.[16] En este sentido, es evidente esta modificación significa:

”Otra dislocación que se ha hecho de uno de los ramos más importantes de los estudios preparatorios, y que por este motivo ha llamado la atención de muchas personas y ha sido objeto, según he llegado a saber, de algunas críticas, aunque como las otras, siempre vagas y fundadas sólo en la rutina de lo que se acostumbre hacer.” (Barreda: Carta, p 24)

En consecuencia

”Esta importante modificación revela y resume en sí misma todo el espíritu profundamente filosófico que ha presidido a la distribución y al orden con que deben seguirse los cursos que forman los estudios preparatorios.” (Barreda: Carta, pp 24-5)

Pero no debe olvidarse que

”En efecto, ya sea que se considere la lógica como arte o como ciencia, supuesto que ambos caracteres reúne en la opinión de las personas más competentes, su estudio abstracto, teórico y sistemático, tal como puede y debe hacerse en un caso especial, no puede venir sino después de que los diferentes métodos lógicos y los diversos artificios de que se vale el entendimiento humano para llegar a la evidencia se hayan hecho prácticamente familiares a los educandos, a la fuerza de ponerlos y verlos puestos en uso en los estudios científicos que sucesiva y gradualmente han ido recorriendo. Ningún arte, en efecto, es susceptible de aprenderse puramente en abstracto y con entera independencia de las aplicaciones a que está destinado. Lo inverso es lo que se observa constantemente en el desarrollo de todos ellos, y lo único también que es capaz de dar un resultado práctico y positivo.”

Consecuentemente, en términos didácticos es evidente que:

”Primero se aprende a ejercitar las operaciones correspondientes y luego viene las reglas teóricas, que no pueden ser otra cosa sino la sistematización y el perfeccionamiento de aquello mismo que antes se había ejecutado de una manera puramente espontánea y empírica. Entonces se perciben con una claridad inesperada, los motivos de ciertos procedimientos de que se había hecho uso, sin explicarse la verdadera razón de las ventajas que con su empleo se habían logrado, y las dificultades de todo género que con ellos se habían vencido. Entonces se sabe apreciar con suma facilidad la importancia de ciertas reglas abstractas de método que, expuestas desde el principio, hubieran parecido ininteligibles o superfluas, pero que, formuladas como un verdadero resumen de lo que se ha ejecutado ya con buen éxito en las diferentes investigaciones científicas, se grabarán profundamente en el ánimo, como medios preciosos de que podemos echar mano para superar las dificultades de método que, en nuestras ulteriores especulaciones teóricas o investigaciones prácticas, puedan presentarse.” (Barreda: Carta, 25-6)

Así es evidente que se empieza por la práctica del arte de la Lógica; práctica que implica el aprendizaje de manera empírica y espontánea de los métodos para alcanzar la verdad. Además, se empiezan a percibir la importancia de reglas derivadas de la práctica. De este aprendizaje se desprenden las capacidades para aplicar los conocimientos desarrollados en la ENP cuando se realicen investigaciones o especulaciones. El resultado, es convertir el plan de estudios de la ENP en un

”Curso práctico de lógica, que gradual y progresivamente han ido haciendo los alumnos al pasar del estudio de unas a otras ciencias, es la mejor preparación que pudieran tener para hacer con provecho el curso teórico y abstracto de lógica, en el cual podrán ya discernir y apreciar debidamente el valor y las dificultades de cada uno de los procedimientos del método y de las cuestiones que a él se refieren.” (Barreda: Carta, p 27)

Aún más, si se parte del principio de que “dos son únicamente los caminos que el entendimiento humano, puede seguir en la investigación de la verdad: la inducción y la deducción” entonces, en el plan de estudios:

”uno y otro de estos dos caminos para llegar a la evidencia, se han recorrido de una manera incesante durante el estudio que han hecho ya los alumnos, desde las matemáticas hasta la zoología, comenzando principalmente por la deducción que es incuestionablemente el más fácil de entre los métodos de inferencia, del cual las matemáticas ofrecerán siempre la más exacta y rigurosa aplicación, y concluyendo con la inducción que es el camino de todos los descubrimientos, el venero único de donde el espíritu humano puede sacar verdades realmente nuevas y desconocidas.”

La consecuencia es contundente:

”Las dificultades de ambos métodos y los medios accesorios, aunque de la más alta importancia, con que estas dificultades se han logrado vencer, tales como la observación, la experimentación, el uso de hipótesis, el artificio de las clasificaciones y de las nomenclaturas, etc. Todo esto ya en esta época conocido de los alumnos, y conocido precisamente en sus más útiles y brillantes aplicaciones; de suerte que, cuando ven formuladas las difíciles y cumplidas reglas de estos procedimientos, los ejemplos científicos propios para ilustrarlas surgen espontáneamente en su espíritu, y la conveniencia y necesidad de aquéllas se inculcan en él para siempre.” (Barreda: Carta, p 26)

Ampliar este punto es referir otras características del curso de lógica:

”La combinación de estos dos importante métodos, o mejor, de estos dos procedimientos del método, ayudando con todos los artificios de que el entendimiento humano puede echar mano para llegar al descubrimiento de la verdad y para formular las concepciones que nuestras necesidades reales, tanto especulativas como prácticas exigen, es lo que debe constituir hoy un curso de lógica. Pero cuanto llevo expuesto hasta aquí, no puede dejar duda de que semejante curso sólo puede emprenderse con esperanza de éxitos cuando la inteligencia está bien desenvuelta y cuando se conozca prácticamente el uso de todos; es decir, al fin de los estudios preparatorios.” (Barreda: Carta, pp 33-4)

Por eso se hace una mayor defensa de la asignatura de lógica porque

”El argumento sofístico y superficial que alguna vez se ha querido hacer valer contra esa mejora, y que se funda en que, dejar la lógica para lo último equivale a decir que ella no es necesaria para las investigaciones que se han debido hacer con anterioridad; no puede ya subsistir un momento después de las explicaciones que he procurado dar a usted, de las cuales se desprende claramente que, lo único que se deja para lo último es la lógica abstracta considerada como arte y como ciencia especulativa, pero no la lógica práctica y concreta, de la cual toda la serie sucesiva de conocimientos que se han ido inculcando constituye un curso práctico y completo:” (Barreda: Carta, p 34)

Ahora bien, las materias que continúan con el plan de estudios son:

”La historia se ha colocado después de la geografía, o concurrente con ella, porque así se facilita el estudio de ambas y se hace más ameno.” (Barreda: Carta, p 24)

Así no deben olvidarse las asignaturas con características específicas.

”La ideología y la psicología, no pudiendo ni debiendo ser otra cosa que el estudio de las leyes a que están sujetas las más nobles y elevadas facultades del hombre y también, por lo mismo, las más complicadas, no podía venir sino después de los demás estudios, la mayor parte de los cuales (como las leyes de la vida orgánica, por ejemplo) le sirven de base indispensable, o concurrentemente con la lógica, que no es en el fondo otra cosa, considerada como ciencia, sino el estudio de las leyes a que está sujeto el espíritu humano en una de sus más importantes funciones.” (Barreda: Carta, p 34)

Finalmente, se mencionan dos materias dibujo[17] y canto coral. [18] Es decir, que el dibujo debería enseñarse a todos los alumnos en sus tres ramos; pero para el canto coral se le asigna un valor de materia optativa o voluntaria.

Por ende, las estrategias metodológicas constituyen el conjunto de disposiciones tanto legales como de planeación curricular que giran en torno al desarrollo de los contenidos académicos pero como parte de una doble lectura -o articulación. Por un lado las pretensiones del curso en sí y por el otro la inserción de cada una de las materias respecto a las materias antecedentes y consecuentes. Esto es, las estrategias metodológicas no sólo tienen que ver con el orden en que se cursan las asignaturas; también con los propósitos académicos de esas asignaturas al proporcionar a los alumnos la enseñanza y el aprendizaje de los métodos de investigación científica así como ejercitarse en los procesos deductivo e inductivo.

5.- La periodicidad

Esta dimensión del modelo pedagógico recupera las condiciones temporales en que se da la relación maestro alumno en el salón de clase; esto es, las veces que durante una semana se encuentran maestro y alumnos para desencadenar el proceso de enseñanza aprendizaje. Claro que también se deberían contabilizar, en esta dimensión, el número de horas de esa materia y el número total de horas al día que el alumno permanece en el salón de clase.

En este sentido aunque se han consultado Ley Orgánica, Reglamento y la Carta a Riva Palacio entre otras fuentes, en ninguna aparece ningún dato relativo a este aspecto. Así que a reserva de continuar investigando por ahora no existe dato ninguno en torno a la periodicidad de la labor docente; lo contrario ocurrió con disposiciones legales como por ejemplo en la Ley de la enseñanza preparatoria en el Distrito Federal del 19 de diciembre de 1896, entre otras.[19]

6.- La direccionalidad

En esta dimensión del modelo pedagógico se describen cuáles son las características de la organización del proceso de enseñanza aprendizaje; esto es los aspectos específicos como la organización administrativa, la percepción del maestro; la noción del alumno y las distintas vinculaciones maestro alumno.

Las disposiciones administrativas.- Por principio la Ley Orgánica, en su Capítulo III de las Inscripciones, exámenes y títulos profesionales, establece los criterios para la dirección administrativa de la enseñanza en todas sus modalidades; por ende, principia por definir periodos de inscripción.[20] Así mismo, se indica en el artículo 87 que “en lo sucesivo, no se cobrará en las escuelas ningún derecho de inscripción, ni de examen.”

En lo que corresponde a la Escuela Nacional Preparatoria, ni en la Ley ni en el Reglamento ni en la Carta se tiene ninguna otra indicación en cuanto a su organización administrativa, salvo la indicación general de que “el programa de enseñanza de cada curso, se fijará por la junta de profesores de cada escuela, a propuesta del profesor del ramo, acordada con el director respectivo.” (Reglamento, Art. 69)

En este sentido, es evidente que las disposiciones administrativas tiene que ver en torno a los periodos de días hábiles e inhábiles, señalando dos cualidades importantes: la educación gratuita y que los contenidos de los programas de estudios de cada asignatura será aprobado en junta de profesores.

Del alumno.- En esta dimensión del modelo pedagógico están presentes tanto las características psicológicas como sociales que constituyen la percepción del alumno que ingresa y se desea formar a través del currículo de la Escuela Nacional Preparatoria. Esto es, recuperar lo qué es el alumno antes de entrar a cursar la educación preparatoria. En este sentido se recuerda que el Reglamento menciona

”Para ingresar a la escuela preparatoria se necesita: presentar un certificado de un profesor público de primeras letras de las escuelas nacionales o particulares en que conste, que el alumno tiene aptitud en los ramos siguientes: lectura, escritura, elementos de gramática castellana, estilo epistolar, aritmética, sistema métrico-decimal, moral, urbanidad, nociones de derecho constitucional, rudimentos de historia y de geografía, o sujetarse a examen de estas materias.” (Art. 11)

Así que el alumno que ingresa a la Prepa es un alumno que egresa de una escuela primaria (nacional o particular) con diversidad de conocimientos que cubren desde historia, geografía hasta moral y urbanidad. Como es evidente, la legislación no establece un mínimo ni de edad ni otro criterio de selección -como por ejemplo una calificación mínima para ingresar- sólo apela a la aptitud del alumno.

El artículo 45 insistir que “para ser inscrito en cualquiera de los cursos de las escuelas federales, se necesita haber sido examinado y aprobado en todas las materias de los cursos anteriores; pero no se exigirá este requisito si el alumno deseare estudiar una sola de las materias del curso.”

Una vez que ingresan a la ENP, los alumnos se diferencian entre los que disfrutan de gracia (equivalente a becarios), los pensionados (alumnos internos) y los externos. Cada uno tiene sus propias cualidades; por ejemplo, los primeros deben cumplir con una sola condición:

”Los que actualmente disfrutan de un lugar de gracia, o en lo de adelante lo obtuvieren, podrán continuar disfrutándolo aun cuando no obtengan la calificación suprema; pero lo perderán si no obtuviere en el examen, al menos la calificación de medianamente bien.” (Art. 76)

Esto es, los becarios debería tener un mínimo de evaluación para cada una de las asignaturas par poder conservar su “lugar de gracia”. Los criterios para otorgar estas becas de gracias son esencialmente dos: tener la edad competente y ser pobre; se debe, según la fracción 7º del artículo 58, acreditar “moralidad y aptitud”. En cambio los alumnos internos deben cubrir una cuota:

”La pensión que deberán pagar los alumnos internos que no tuvieren dotación de gracia, será de doscientos pesos anuales, y se pagará por trimestres adelantados.” (Art. 77)

En el caso de los pensionados la Ley señala una condicionante:

”No se admitirán como pensionistas internos, en las escuelas en que debe hacerlos, conforme a los reglamentos sino a los jóvenes que acrediten no tener familia en esta capital.” (Art. 91)

Finalmente, Barreda menciona un dato importante la edad del alumno de preparatoria porque es pertinente para aprovechar los conocimientos que se adquieren en su plan de estudios:

”Ahora bien; sólo la edad en que se acostumbra hacer los estudios preparatorios, es la propia para satisfacer esta necesidad (de contar con ‘un fondo común de verdades de que todos partamos’) de la sociedad actual, necesidad que todos sienten, pero que pocos explican. Pero para llenarla por el único medio capaz de conseguirlo, que es una educación sistemáticamente calculada para este fin, se necesita que ésta sea igual para todos, cualesquiera que sea la profesión que deban abrasar, pues por más que estas profesiones parezcan disímbolas, todas deben obrar de consuno, porque todas tienden a un mismo fin, que es el bienestar social, y todas deben partir de principios concordantes. (Barreda: Carta, pp 11-2)

En este apartado, se reconocen requisitos y tipos de alumnos; esto es, de gracia, pensionados y externos con las condicionantes que separan a cada grupo.

Del docente.- Aunque el artículo 22 de la Ley Orgánica establece tres categorías para los profesores de educación primaria, no define características particulares para los docentes de la ENP. En general se indica que todas las escuelas deben contar con un profesor propietario y un adjunto.[21] En consecuencia “los títulos de catedráticos los dará el gobierno por el Ministerio de Instrucción Pública” (Art. 67)

Aunque, en este sentido, es evidente que por razones de organización “el gobierno nombrará a los profesores propietarios de las cátedras, que por esta ley sean de nueva creación”; aunque “de preferencia los nombramientos en los catedráticos de los actuales colegios, que siendo ameritados, queden sin empleo en virtud de dicha ley.” (Art. 65). Así mismo se indica que “las cátedras que actualmente estén vacantes, se proveerán por oposición en los mismos términos que hasta hoy se ha hecho en la Escuela de Medicina.” (Art. 66). Por lo que comprende al profesor adjunto señala la Ley Orgánica que:

”Para ser profesor adjunto, es necesario ser ciudadano mexicano, y haber obtenido la aprobación del jurado en la oposición que al efecto deberá verificarse en la escuela a que aspire pertenecer, conforme al reglamento de ésta.

El primero de estos dos requisitos no se exige para las clases de idiomas, las que podrán desempeñarse por extranjero para enseñar su lengua natal.” (Art. 63)

Por consiguiente, “el profesor adjunto, en caso de vacante de la cátedra de que lo sea, ascenderá a propietario.” (Art. 64). Así mismo, en el capítulo VI, de los fondos y su administración de los gastos de la instrucción pública y del defensor fiscal, se hace referencia a los emolumentos que corresponden a cada categoría de profesor. [22]

La referencia específica a la ENP consiste en reconocer la posibilidad de que se incremente el número de alumnos y la manera de enfrentar este crecimiento es aumentar el número de los profesores de las cátedras correspondientes:

”Lo que queda igualmente para que cuando la concurrencia de alumnos a una clase, sobre todo en la escuela de estudios preparatorios, sea tan numerosa que no baste un solo profesor para enseñarla con aprovechamiento de los discípulos se puedan nombrar dos o más de la misma clase.” (Art. 85)

En este sentido, se establece que en la ENP es posible el contratar a dos profesores que impartan la misma clase.

En este apartado, se mencionan las características propias para cada una de las tres clases de profesores de instrucción primaria; pues no se mencionan las cualidades de los docentes de educación superior salvo la distinción entre propietario y suplente. Pero también se aborda la cuestión del ingreso -vía concurso de oposición- y los emolumentos que les corresponden -que varían según las cátedras que sirven.

7.- La evaluación

Esta última dimensión del modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria hace referencia a un par de aspectos; en primer lugar, a los elementos y criterios pertinentes para la acreditación y el conjunto de elementos que hacen posible la evaluación de los alumnos de la ENP; pero también se recupera otra cualidad: los reconocimientos a que los alumnos se hacían acreedores por su alto aprovechamiento.

Esto significa que en este apartado se describen tanto los argumentos de la Ley como del Reglamento, sin olvidar las opiniones vertidas por los propios protagonistas del proceso de enseñanza aprendizaje como por ejemplo, las autoridades y los maestros -a través de las juntas que por mandato se organizan periódicamente en la ENP.

La acreditación.- En este sentido, se empieza por abordar la problemática en torno a la acreditación; con su primer elemento el relativo a las faltas. Así, establece el Reglamento, en su artículo 70, que “en todas las escuelas, antes de dar principio a cada lección, los catedráticos anotarán en sus listas los alumnos que no estuvieren presentes.”

Esta medida de control es importante; pues no se olvida que la libertad de enseñanza, sancionada como precepto constitucional, permitía no sólo la inasistencia a los distintos cursos sino la obligación para la institución de asegurarle una evaluación. Esto es, a pesar de no asistir a clases los alumnos podían pedir una evaluación y la Escuela Nacional Preparatoria, en este caso, tenía que asegurar esa evaluación, claro con las limitantes y características de la propia legislación.

A pesar da llevar este control, según artículo 71 del mismo Reglamento, no impedía que los alumnos fueran evaluados; aunque se pretende compensar el número de faltas con el tiempo empleado en ser examinado.[23]

Por eso es importante el reconocimiento que el propio Barreda hace en este sentido; porque concilia la libertad del alumno para decidir asistir o no a clases y el derecho a ser examinado por la institución. [24]

En este sentido es interesante la propuesta de Barreda para promover una más oportuna y eficaz comunicación con los padres de los alumnos de la Preparatoria, según la sesión del 2 de marzo de 1870, básicamente consistía en mejorar las boletas “haciendo constar las faltas de asistencia y aplicación en todos los meses y todas las clases que cada uno está obligado a cursar.”

También en este aspecto se considera la cuestión de la falta de asistencia de los maestros. [25] La propuesta fue aceptar que después de quince minutos se podía considerar que el maestro no asistiría.

Otro elemento necesario para la evaluación y que se coloca aquí como un criterio de acreditación tienen que ver con la puntualidad. Esto porque “la voluntad, substituyéndose a la fuerza (ha sido) el principal medio de obtener la puntualidad en la asistencia a las clases.” Pues, se recuerda sólo los internos están obligados a asistir a clase; consecuentemente, los externos apelan -de inicio- a la libertad de enseñanza para eludir esta responsabilidad.

Más aún, la puntualidad -junto con la disciplina- son factores para evaluar a la propia institución educativa; pues son la mejor prueba de que la Prepa marcha a pesar de críticas y adversidades. [26]

La acreditación tiene como elementos específicos por un lado las faltas tanto de los alumnos -lo que implica un examen de mayor tiempo- y de los maestros, después de 15 minutos. Por el otro, existen criterios como puntualidad y disciplina.

La evaluación.- En este punto hay que destacar las indicaciones que aparecen en la Ley Orgánica; así el artículo 21 del Capítulo III señala:

”Cada una de las escuelas establecidas por la presente Ley, reglamentará sus exámenes sujetándose a las prevenciones siguientes:

I.- Los exámenes parciales comenzaran precisamente el día 15 de octubre y acabarán antes de empezar los cursos del año siguiente. Los profesionales podrán verificarse en cualquier tiempo.

II.- Los exámenes parciales se harán por un jurado compuesto de tres profesores de la misma escuela, no pudiendo formar parte de aquél el profesor del ramo.

III.- En un solo acto se verificará el examen de todas las materias que conforme a los reglamentos de esta ley corresponda a cada uno de los años.” (Ley ... ; Art. 21; p 38)

Aunque es la única referencia que existe en la Ley, en el Reglamento se establecen algunas otras condiciones particulares para llevar a cabo los exámenes:

”Los exámenes de los idiomas se harán con separación de los relativos a las materias científicas y, con respecto de las lenguas vivas, bastará para poder obtener su aprobación, que se demuestre suficiente aptitud en su lectura y traducción.” (Art. 47)

El objetivo es “los exámenes se harán con toda severidad, y las calificaciones expresarán, en lo posible, el grado de instrucción del alumno, de un modo general, y no comparativamente a los otros examinados.” (Art. 48)

Esto significa que la calificación que se le asigna al alumno debe tener dos funciones. Por un lado, medir o cuantificar el grado de instrucción alcanzado por el alumno y, por el otro, que esta evaluación se realice sin comparar los grados de instrucción logrados por otros alumnos. Por otro lado, es evidente que no siempre se logran aprobar todos los cursos; por consiguiente, se contempla la inscripción condicionada.[27]

La escala de calificaciones se establece en el siguiente artículo (50):

”En todas las escuelas, concluido que sea un examen, el jurado procederá a votar en escrutinio secreto si el alumno está en aptitud de pasar al curso siguiente; y enseguida, si resulta aprobado, se discutirán las calificaciones, que tendrán los grados siguientes:

Contestó medianamente M

Contestó bien B

Contestó muy bien MB

Contestó perfectamente bien PB

El alumno que resultare aprobado sólo por mayoría de votos, no será calificado.”

La indicación parece ociosa, pero no lo es cuando se reitera que “las calificaciones supremas no deberán prodigarse, sino darse con tal discreción, que se hagan verdaderamente estimables.” (Art. 51). Así, el Reglamento establece que “en todas las escuelas se llevarán libros de actas para los exámenes parciales y generales.” (Art. 52). También se indica los jurados se realizarán con exclusión del maestro propietario de la cátedra; por ende

”La designación de los profesores que deben formar los jurados de los exámenes parciales y generales, se hará en los reglamentos de cada escuela, recayendo esta designación en profesores que tengan aptitud en el ramo correspondiente.” (Art. 53)

En este sentido, es evidente que el proceso de operacionalización de los exámenes en la ENP es reconstruir con los informes elaborados por Barreda director del plantel. Así, en la junta del 21 de septiembre de 1868 el tercer acuerdo fue:

”Que adoptándose para los exámenes el sistema de preguntas, tuvieran la bondad de formarlas y remitirlas a esta secretaría para su publicación, a fin de que, poniéndolas cuanto antes en conocimientos de los alumnos, les sirviera también de estímulo, y lograr por todos estos medios su aplicación, moralidad, aprovechamiento y buen nombre de la Escuela.” (Primer libro de juntas (en) Lemoine, op, cit, p 156)

Aunque Barreda, más adelante, informa que

”El sistema especial que en este establecimiento se ha inaugurado, respecto del modo con que se efectúan los exámenes, y al cual he hecho ya alusión, es el siguiente:

Se ha hecho un análisis de las obras que sirven de texto para cada curso, procurando no dejar pasar ningún punto importante de doctrina, y se formulan cuestiones relativas a cada uno de ellos, indicando al mismo tiempo el párrafo o la página del autor respetivo, en que se contesta y se trata dicha cuestión. De este modo se forma una especie de índice minucioso de todas las materias tratadas en cada curso, y del lugar donde el alumno puede hacer el estudio de ellas. Este índice se ha repartido impreso a los alumnos, o bien se ha publicado en cartelones fijados en el establecimiento, para que todos tengan conocimiento de él y puedan preparar sus respectivos exámenes conforme a las preguntas contenidas en aquéllos, mediando cada una de ellas con objeto de penetrar bien el sentido y familiarizarse con su redacción, de modo que ninguna pueda sorprenderlos en el examen, ni ser motivo de que pierdan su sangre fría, ni se expongan a fracasar indebidamente en el examen.” (Barreda: Primer informe (en) Lemoine, op. cit. p 197)

Pero ahí no concluye el proceso:

”De estos catálogos de preguntas se forman después grupos de cuatro a seis, según la importancia o la variedad de las materias, procurando que en cada uno de dichos grupos haya cuestiones relativas a diversos puntos, y que siempre que el asunto lo permita haya también alguna aplicación práctica. A cada uno de estos grupos se pone un número de orden, formando con todos ellos otro catálogo para uso de los sinodales en el momento de los exámenes. Cuando éste debe verificarse, el alumno saca por suerte un número, y a las preguntas reunidas bajo dicho número es a las que tiene necesidad de satisfacer. Lo mismo se repite respecto de cada uno de los otros replicas, si el examen fuere ordinario; en caso de ser extraordinario, por razón de haber tenido muchas faltas o por tratarse de un curso en que no está inscrito, entonces el número de bolas aumenta según el de las faltas, hasta llegar a ser doble del ordinario en el último caso. (Barreda: Primer informe p 197)

Las consecuencias de estas medidas son evidentes:

”De esta manera queda perfectamente garantizada la imparcialidad más absoluta, y al mismo tiempo se consigue que el examen se haga más extenso y variado, tocándose precisamente en él diversos puntos de la materia correspondiente; de manera que no puede quedar duda sobre la instrucción que el alumno tenga de ella, cosa que no se lograba siempre con el antiguo método, en el cual se observaba con no poca frecuencia que el examen entero rolaba sobre un solo punto, que por casualidad se había tocado primero y que podía muy bien ser el único que el candidato conocía bien, o viceversa, aquel en que se hallaba más débil exponiéndose así el jurado a formar un juicio inexacto e imparcial.” (Barreda: Primer informe, p 197)

En el proceso de operacionalizar se presenta otro problema en lo relativo a exámenes extraordinarios; al respecto en la Prepa se procede así, según Barreda:

”Además, cuando se trata de exámenes extraordinarios, en que se necesitan mayores datos para juzgar de la aptitud del alumno, este método satisface perfectamente las exigencias de la ley y puede dar una completa garantía sobre la aptitud del alumno, aun cuando sea enteramente desconocido. Porque aumentando el número de preguntas, hace que los sinodales recorran todos los puntos más importantes del curso, y pueden así formarse un juicio exacto y bien fundado sobre el estado de los conocimientos del candidato. Además, como se tiene fijado de antemano, según la importancia y dificultad de la materia, el numero de cuestiones que no siendo satisfechas por el alumno debe impedir que pueda ser aprobado, se concibe con las dificultades de obtener la aprobación y las buenas calificaciones, va aumentando en rigurosa proporción con el número de cuestiones o preguntas que se le haya de hacer. Como además, dichas cuestiones han de ir cada año perfeccionándose, tanto en su redacción como en las materias que abarcan, es evidente que este sistema ofrece un porvenir de progreso y mejoramiento incesante. A este fin se ha recomendado a los jurados de examen, que vayan anotando en el acto de verificarlo las cuestiones que les parezcan defectuosas, por ser oscuras o por abarcar demasiada o muy poca materia, con objeto de hacer las correcciones necesarias en ellas.” (Barreda: Primer ..., p 198)

Otra razón para mantener y continuar con este sistema de exámenes:

”A pesar de la dificultad mayor que en este sistema de exámenes tienen los alumnos para obtener una buena nota, él se ha concitado las simpatías, por la perfecta imparcialidad que garantiza y por la facilidad que les proporciona para preparar su examen, metodizando su estudio, y también por la seguridad que suministra de salir bien en él, una vez que lo han preparado convenientemente, de lo cual pueden cerciorarse ellos mismos, recorriendo el programa de exámenes que tienen a la vista. (Barreda: Primer..., p 198)

Por otra parte, Barreda en la citada Carta al gobernador respecto a los exámenes que el hecho de invitar a profesores de la ENP para que los apliquen en el Instituto de Toluca, es un reconocimiento a “la manera con que aquí se hacen los exámenes, así como la garantía de imparcialidad y de justo vigor”; por ende,

”Pero esto (corregir la ociosidad), sólo se ha menester un rigor y una inflexibilidad en los exámenes que no dejen caer en el ánimo de los alumnos la menor duda sobre que el único y seguro medio de salir bien en un examen, es el de haber estudiado y conocer bien la materia sobre la cual debe versar; mas no simplemente de memoria por medio de frases aprendidas mecánicamente, como solía hacerse en los colegios, y como se hace hoy todavía en las escuelas primarias respecto de ciertos ramos, como la geografía y otros; sino obligándolos siempre a hacer aplicaciones prácticas e improvisadas de las doctrinas, y sobre todo, de los métodos que se les han inculcado, en todo el curso.” (Barreda: Carta, pp 55-6)

Así mismo, no olvida Barreda insistir en que

”Los exámenes hechos de esta manera y con este objeto, deben ser, en cuanto fuere posible, prácticos, y así lo son en efecto en todos los ramos, aun en los más abstractos y con mayor razón en los otros, porque se trata de saber si los alumnos se han asimilado la materia del curso, y no se han aprendido de memoria su autor para olvidarlo al mes siguiente.” (Barreda: Carta, p 56; subrayado propio)

Por ende, Barreda reitera los exámenes de la ENP tienen dos atributos

”Esta severidad y este espíritu práctico son los únicos que pueden llegar a hacer de los exámenes un freno que impida el abuso de la libertad y una verdadera garantía de la aptitud de los alumnos.” (Barreda: Carta, p 56; subrayado propio)

Agrega, Barreda la importancia del plan de estudios de la Escuela Nacional Preparatoria:

”El resultado de que acabo de hablar, relativo a los exámenes de los alumnos que han hecho este curso en la Escuela de mi cargo, contrasta de una manera que llama la atención y no puede dejar duda sobre la superioridad del método de enseñanza seguido en esta Escuela, respecto de los que se emplean en otras partes; contrasta, digo, con el que han dado los exámenes de los jóvenes que, habiendo hecho sus estudios fuera de la Escuela, en virtud de la libertad de enseñanza, se han presentado en ella a examen. A pesar de que las condiciones para el adelanto de los alumnos parecen ser más favorables en cualquiera otro establecimiento, por el menor número de alumnos que el profesor tiene a su cargo, número que muchas veces se reduce a la unidad, y de otras circunstancias bastante obvias para no tener necesidad de mencionarlas aquí, el resultado obtenido ha sido digno de llamar la atención: de nueve alumnos presentados a examen, han sido aprobados tres y reprobados seis.” (Barreda, Primer...pp 194-5; subrayado del autor)

Más tarde, en 1873, Barreda insiste en que:

”Las medidas correctivas (...) el rigor no desmentido de los exámenes (rigor que se ha sabido, sin embargo, combinar con la imparcialidad, con la justicia y aun con la equidad).” (Barreda: Segundo informe ... (en) Lemoine, op. cit. p 203)

Para cerrar este segmento, se concluye la evaluación de los alumnos se logra con el procedimiento siguiente:

”Para el que tiene conocimiento del modo rigurosamente imparcial con que se hacen exámenes en la Escuela Preparatoria, en los cuales la suerte decide de las preguntas que se hacen a los candidatos, y la aprobación y reprobación es el resultado matemático del número de preguntas que contestan o dejan de contestar.” (Barreda: Segundo ...p 208)

De los reconocimientos.- Una tercera modalidad de evaluación consiste en el reconocimiento que los docentes como autoridades de la Nacional Preparatoria, hacían a los mejores alumnos tanto por sus calificaciones en cada uno de sus cursos como por sus calificaciones finales durante los cinco años que estudiaban en la Prepa. El Reglamento indica las siguientes clases de reconocimientos: “se establecen para cada curso los siguientes premios: uno de primera clase, uno de segunda y dos de tercera, que anualmente se aplicarán a los alumnos que se hayan hecho acreedores a ellos.” (Art. 57)

Después, se establecen los premios correspondientes a cada clase: “estos premios consistirán: el primero, en una medalla de plata, libros o instrumentos científicos y un diploma; el segundo en libros o instrumentos científicos y un diploma; y el tercero, en un diploma.” (Art. 58). En el artículo 61 se indica el procedimiento a seguir, en cada escuela, para dotar los premios y es el siguiente:

”Las juntas de catedráticos designarán a los alumnos que deban obtener los premios en cada escuela, a cuyo fin observarán las prevenciones siguientes:

El primer premio se adjudicará al alumno que hubiere obtenido en el examen la calificación de Perfectamente bien, y la mayoría de los votos de los profesores que en aquel año hubieren sido sus catedráticos.

El segundo premio se adjudicará al alumno que hubiere obtenido la calificación de Muy bien, y la mayoría de los votos de los profesores que en aquel año hubieren sido sus catedráticos.

Los dos terceros a los alumnos que hubieren obtenido la calificación de Bien y la mayoría de los votos de los profesores que en aquel año hubieren sido sus catedráticos.”

Además, el reconocimiento era distribuido por el propio Presidente de la República, por eso, se indica el artículo 62 del Reglamento que “concluidos los exámenes de todas las escuelas, la Junta directiva dará aviso al Ministerio de Instrucción Pública, para que el Presidente de la República designe un día en que haga él personalmente la distribución de los premios a todos los alumnos que se hubieren hecho acreedores a ellos.”

En este sentido y -para cerrar- este apartado de los reconocimientos se establecen para todos los alumnos de las escuelas nacionales tres clases; cada uno con premios específicos que son entregados por el propio presidente de la República en una ceremonia especial.

Finalmente se puede establecer que el modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria en lo relativo a la evaluación, está constituida por tres indicadores: acreditación, evaluación y reconocimientos.

Así pues, para concluir se puede decir que el modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria está integrado por las siete dimensiones que a su vez agrupan otros índices y todo esto hace necesario el haber realizado una completa caracterización del modelo pedagógico de la ENP.

No se concluye este capítulo sin hacer un par de menciones en torno al modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria. La primera consiste en el reconocimiento que Barreda hace de la imperfección del plan de estudios del plantel, porque se interroga el autor: “¿Quiere decir esto, sin embargo, que yo las crea sin defectos y que juzgue que no son ya capaces de mejoramiento alguno?”

Responde que “muy lejos está de esto mi pensamiento; yo creo, por el contrario, que estos perfeccionamientos son posible, más aún, que muchos de ellos serían convenientes:” (Barreda: Carta, p 63)

En consecuencia

”Otro perfeccionamiento (el primero fue homologar la enseñanza del latín) que tal vez hubiera podido recibir la ley, o más bien, su reglamento, sería el de haber hecho que los estudios de las materias principales fuesen real y rigurosamente sucesivos, en vez de hacerse, como hoy sucede para algunos, simultáneamente.”

Por ende,

”Esta mejora se habría podido lograr con sólo hacer que los cursos no fuesen anuales, sino del número de meses que cada uno por su importancia y dificultad debiese exigir. De esta suerte la escala progresiva de dificultades de método y de doctrina por las que, como hemos visto, debe pasar sucesivamente el espíritu de los educandos, habría sido más gradual, y por lo mismo de mayor eficacia. Pero esto habría exigido un cambio total en los hábitos escolásticos; para los alumnos de fuera de la capital, habría equivalido a imposibilitarlos durante el curso completo de los estudios preparatorios de volver a sus casas sin interrumpir sus cursos. Estos y otros detalles puramente prácticos han debido sin duda influir en que se conserve la división antigua en años escolares. División que por lo demás no es incompatible con un orden de los estudios, bastante regular para que se obtengan las ventajas principales, no estudiándose a la vez sino los ramos que exigen sensiblemente los mismos estudios anteriores, y entre los que es menos indispensable la sucesión de tiempo para hacerlos.” (Barreda: Carta, pp 63-4)

Esto es, significa Barreda reconoce la necesidad de que las asignaturas del plan de estudios de la Escuela Nacional Preparatoria sean de carácter semestral y no anuales; pero también que los estudios sean sucesivos y no simultáneos porque al tener estas dos cualidades se consigue una mayor posibilidad de lograr los objetivos académicos de formación de egresados.

La segunda cuestión es lo que he llamado acto de confesión de Barreda, mediante este acto, Barreda afirma que:

”No es culpa mía si por cualquier lado que se examine la materia se llega siempre a la misma conclusión: no es culpa mía si todos los legítimos intereses se ponen de acuerdo en pedir que los estudios preparatorios sean uniformes para todos y sean al mismo tiempo completos; que ningún ramo de la ciencias fundamentales sea un misterio para aquellos que se consagran a las carreras literarias, mientras llega la época en que para nadie sean ya un arcano; no depende de mí tampoco el que este importante fin se transparente en cada una de las disposiciones de la ley y de su reglamento.” (Barreda: Carta, p 62; subrayado del autor y propio)

Así pues, se cierra este capítulo recordando que el modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria tiene un conjunto de atributos específicos pero que también existen dos elementos adicionales a las dimensiones del modelo que complementan la caracterización de ese mismo modelo pedagógico de la Escuela Nacional Preparatoria, plantel pionero del bachillerato universitario.[28]

Referencias

[1] Cfr. http://www.odiseo.com.mx/articulos/proyecto-educativo-modelo-pedagogico donde se describen las siete dimensiones o constructos del modelo pedagógico.

[2] Es Juárez quien señala lo siguiente: “no he querido, ni ha debido antes el gobierno, y menos debiera en la hora del triunfo completo de la República, dejarse inspirar por ningún sentimiento de pasión contra los que lo han combatido. Su deber ha sido, y es, pesar las exigencias de justicia con todas las consideraciones de la benignidad. La templanza de su conducta en todos los lugares ha residido, ha demostrado su deseo de modelar en lo posible el rigor de la justicia, conciliando la indulgencia con el estrecho deber de que se apliquen las leyes, en lo que sea indispensable para afianzar la paz y el porvenir de la Nación.” (Benito Juárez, cit por Quirarte, Martín: Gabino Barreda, Justo Sierra y el Ateneo de la Juventud, p 34; subrayado propio)

[3] Martínez de Castro se expresa en los siguientes términos: “que renazca la confianza y la seguridad perdidas y que haya una verdadera reconciliación entre los mexicanos.” (Antonio Martínez de Castro, cit Quirarte, p 33; subrayado propio)

[4] Barreda en esa Oración Cívica menciona que “hemos visto que dos generaciones enteras se han sacrificado a esta obra de renovación y a la preparación indispensable de los materiales de reconstrucción. Más hoy esta labor está concluida: todos los elementos de la reconstrucción social están reunidos; todos los obstáculos se encuentran allanados; todas las fuerzas morales, intelectuales o políticas que debe concurrir con su cooperación, han surgido ya.” (Barreda, Gabino: Oración cívica; pp 109-10; subrayado propio).

[5] Tamayo sugiere que: “Juárez preocupado por re(e)structura y dar nueva orientación a educación se enteró de que el doctor Gabino Barreda había pronunciado, el 16 de septiembre de 1867, en Guanajuato, una Oración cívica que a la vez que realizaba un análisis crítico de la evolución del pueblo mexicano, señalaba la necesidad de consolidar el triunfo alcanzado por los liberales mexicanos y constituía todo un programa político apoyado en la reforma educativa. De inmediato lo llamó, probablemente por conducto de Pedro Contreras Elizalde, para que cooperara en el proyecto de ley de instrucción que se estaba elaborando.” (Tamayo, Jorge: Nota introductoria, p 17)

[6] Así en la carrera de abogado (24); para actuario o escribano (25); para agente de negocios (26); profesor de farmacia (27); profesor de agricultura (28); profesor de medicina veterinaria (29); profesor de medicina, cirugía y obstetricia (30); de ingeniero de minas (31); ingeniero mecánico (32); ingeniero civil (33); ingeniero topógrafo e hidromensor (34); ingeniero geógrafo e hidrógrafo (35); profesor de geología, de zoología o botánica (36); arquitectos (37); maestro de obra (38) y pintores, escultores y grabadores (29).

[7] Esto es, el artículo 11 del Reglamento establece lo siguiente “para ingresar a la escuela preparatoria se necesita presentar un certificado de un profesor público de primeras letras de las escuelas nacionales o particulares en que consta que el alumno tiene aptitud en los ramos siguientes: lectura, escritura, elementos de gramática castellana, estilo epistolar, aritmética, sistema métrico decimal, moral, urbanidad, nociones de derecho constitucional, rudimentos de historia y de geografía, o sujetarse a examen de estas materias.” Reglamento de la Ley Orgánica.

[8] En la Carta que dirige al gobernador del Estado de México dice Barreda: “sobre él me permito llamar la atención de usted porque además de ser un punto a mi entender de la más alta importancia, presenta algo nuevo respecto de lo que antes se ha acostumbrado hacer, y como tal, ha sido objeto de algunas críticas, que aunque vagas y superficiales, y aunque jamás hayan sido formuladas con precisión y franqueza para poder ser debidamente contestadas, me permiten aprovechar la ocasión con que esta carta, me presenta, de prevenir a usted contra ellas, conformándome en esto con los deseos que me tiene usted manifestados, de ponerlo al corriente de todo lo que en mi concepto sea útil para promover en el Estado que tan dignamente gobierna, el mejor arreglo de la Instrucción Pública.” (Barreda, Gabino: Carta ... pp 4-5; subrayado propio)

[9] “Emancipación científica, emancipación religiosa, emancipación política; he aquí el triple venero de ese poderoso torrente que ha ido creciendo día a día y aumentando su fuerza a medida que iba tropezando con la resistencia que se le oponía; resistencia que algunas veces lograron atajarlo por cierto tiempo, pero que siempre acabaron por ser arrolladas por todas partes, sin lograr otra cosa que prolongar el malestar y aumentar los estragos inherentes a una destrucción tan indispensable como inevitable.” (Barreda, Oración..., p 87)

[10] Los trabajos de la Comisión generaron los siguientes comentarios: ”Que, por acuerdo del ejecutivo, se conformó encargada de organizar la instrucción pública en el Distrito Federal y fue esta comisión la que participó de manera fundamental en la conformación de dicha ley. Participaron en ella los hermanos Francisco y José Díaz Covarrubias, Pedro Contreras Elizalde, Eulalio Ortega e Ignacio Alvarado, pero de manera especial debe mencionarse a Gabino Barreda, a quien se deben las aportaciones fundamentales en lo que concierne a la Escuela Preparatoria.” (Pantoja Morán, David: Notas y reflexiones acerca de la historia del bachillerato, pp 29-30)

Otro autor expresa que “Don Benito Juárez, Presidente a la restauración de la República, encargó al Ministro de Justicia e Instrucción Pública, licenciado Antonio Martínez de Castro, la redacción de un programa educativo, que, como hemos dicho, tratara de crear y fortalecer una auténtica conciencia mexicana. Tarea tan ambiciosa como benéfica la encomendó a una comisión que encabezaba el ilustre don Gabino barreda, y en la que colaboraron con gran eficacia los hermanos Díaz Covarrubias. Los asuntos que tenía que abarcar se iniciaban en la educación elemental para terminar en la profesional, problema arduo y difícil, pero que con la constancia, abnegación, capacidad y visión sublime de Barreda, logró plasmar.” (González Cárdenas, Octavio: Los cien años de la escuela nacional preparatoria, p 21)

El propio Ministro se expresó así: “en el mes de noviembre del año próximo anterior, la comisión presentó al gobierno su proyecto, que discutido con la misma comisión fue publicado como ley en 2 de diciembre. Con esto cree el gobierno haber introducido una mejora importantísima, porque si es verdad que el plan ha de adolecer de defectos, ya por la premura con que se formó para que comenzara a regir en el presente año; y ya porque siempre son imperfectas las obras de esta clase, es cierto también que su pensamiento fundamental encierra una reforma grande y fecunda, cuya utilidad hasta ahora nadie se ha atrevido a negar, y que con los defectos que el plan contenga serán de tal naturaleza que puedan corregirse fácilmente por las indicaciones de la experiencia.” (Martínez de Castro: Informe del Ministro de Justicia e Instrucción Pública, p 173)

[11] El Ministro Antonio Martínez de Castro informa que: “el gobierno cree haber cumplido en esto con su deber, que de ninguna manera pugna con el espíritu de nuestras instituciones; porque no hay duda en que mientras más se generalice la instrucción y sean más perfectos los métodos de enseñanza, más fácilmente se destruirán esos elementos de perturbación social que tienen su origen en la ignorancia absoluta o en una ciencia a medias, limitada a unos cuantos y que no sirve sino para crear aspirantes que no omiten medio de satisfacer su ambición. La instrucción de la mayor parte de nuestra sociedad, es la que ha de producir el perfecto equilibrio de ésta y la que nos conducirá de una manera segura a la verdadera igualdad democrática. Y como el gobierno está íntimamente convencido de que si hemos de ser realmente libres, ha de ser levantando la libertad sobre la base del orden, no ha omitido esfuerzo para procurar la educación del pueblo: porque sólo de espíritus ilustrados pueden venir el orden y la libertad, y porque no habiendo peor esclavitud que la engendrada por la ignorancia, nuestras instituciones políticas serían letra muerta si no viniera a vivificarlas la morigeración de un pueblo ilustrado.” (Martínez de Castro, Antonio: Informe del Ministro de Justicia e Ilustración Pública (en) Lemoine, Ernesto: op. cit, 171-2)

[12] Cfr. Cardoso Vargas, Hugo Arturo: La oración cívica de Barreda. Primer análisis sociológico de la sociedad mexicana.

[13] El autor dice así: “animado por tan leal y generosa oferta (del Ministro Ezequiel Montes de Justicia e Instrucción Pública), no vacilé un momento en solicitar la creación y servicio profesional de una nueva cátedra en la Escuela Nacional Preparatoria, que viniese integrando el estudio de la filosofía con la adjudicación del estudio de la psicología o ciencia del alma, según el sabio autor Tiberghien, al de la lógica del mismo autor.” (Rhodakanaty, Plotino C.: Impugnación del informe dado por el director de la Escuela Nacional Preparatoria, contra la creación de una nueva cátedra que integra el curso de filosofía (en) El Socialista, México 7 de febrero de 1881)

[14] El Reglamento de la Ley Orgánica sostiene que: “cada profesor designará semanariamente un alumno, que redacte una memoria sobre una materia que el primero elegirá, de entre las que ya se hubieran estudiado en aquel año. La disertación se leerá en la clase el día que señale el profesor.” (Art. 72) ”De estas memorias se publicarán aquellas que a juicio del profesor lo merezcan, y servirán también para hacer la calificación relativa a los premios de los exámenes anuales.” (Art. 73)

[15] Ejemplifica con los futuros abogados: “haya todavía, entre personas que pasan por ilustradas, quien pregunte cándidamente: ¿para qué pueden servir las matemáticas a los abogados, por ejemplo? ¿A los abogados que son precisamente los que, en el curso de su profesión hacen el más frecuente y más difícil uso del raciocinio deductivo, es decir, del método que las matemáticas están precisamente destinadas a inculcar y perfeccionar?”

Agrega: “La interpretación de las leyes, hechas por el juez o por el simple abogado, no es, según demuestra el autor citado (Mill), sino una deducción silogística, en la época actual, no es otra que la de servir de instrumento de interpretación. ¿Cómo pues, la ciencia que lleva la lógica del silogismo a su más alto grado de perfeccionamiento, y de la cual es la mejor escuela, podría reputare por inútil?” (Ibídem)

En el caso de la enseñanza de los futuros ingenieros Barreda menciona una importante reforma: “en este ramo se ha introducido respecto de los ingenieros, una importante mejora, con el objeto de hacer que su educación matemática sea más completa, en razón de la importancia directa que para su carrera tienen los conocimientos propios de esta ciencia. Esta mejora consiste en disponer que durante los dos últimos años tengan los alumnos que se dedican por seguir esta carrera, academias bajo la dirección de un profesor, en las cuales cultivarán los ramos más importantes y de mayor aplicación de esta ciencia, con lo cual se logrará que sus conocimientos en este ramo sean completos y superiores a cuanto se había hecho hasta ahora.” (Barreda, Carta, pp 51-2)

[16] Dice barreda que esta modificación significó: “otra dislocación que se ha hecho de uno de los ramos más importantes de los estudios preparatorios, y que por este motivo ha llamado la atención de muchas personas y ha sido objeto, según he llegado a saber, de algunas críticas, aunque como las otras, siempre vagas y fundadas sólo en la rutina de lo que se acostumbre hacer.” (Ibídem)

En consecuencia: “esta importante modificación revela y resume en sí misma todo el espíritu profundamente filosófico que ha presidido a la distribución y al orden con que deben seguirse los cursos que forman los estudios preparatorios.” (Barreda: Carta, pp 24-5)

[17] El artículo 16 del Reglamento señala: “todos los alumnos practicarán diariamente, a las horas que fije el reglamento interior de la escuela, las cátedras de dibujo en sus diversos ramos de figura, paisaje y lineal, debiendo durar cada uno de estos cursos el tiempo necesario, a juicio de los profesores de dibujo atendida la aptitud y aprovechamiento de cada alumno.”

[18] El artículo 42 del Reglamento señala: “en cada una de las escuelas secundarias habrá un maestro de canto coral, y concurrirán a sus lecciones los alumnos que quieran hacerlo voluntariamente a las horas que determinen sus reglamentos interiores.”

[19] Cfr. Memoria del Primer Congreso de Escuelas Preparatorias de la República, pp 34-5.

[20] El artículo 20 del Reglamento señala: “cada escuela abrirá sus inscripciones el 15 de diciembre y las cerrará el 31 del mismo. Podrá sin embargo, inscribir durante el mes de enero y nunca después a los alumnos que solicitaren y obtuvieren esta dispensa de la junta directiva.”

En este mismo sentido, el artículo 74 del Reglamento señala que: “solamente se interrumpirán los trabajos en las escuelas en los días que la ley reconoce como festivos, y en los siguientes: del domingo de Carnaval al miércoles de Ceniza, del domingo de Ramos al domingo de Pascua de Resurrección, y del 15 de noviembre al 6 de enero”

[21] El artículo 62 de la Ley Orgánica señala: “para cada cátedra habrá un profesor propietario y un adjunto, que suplirá las faltas de aquél. El primero remunerado entre los límites del máximo y mínimo establecidos por esta ley, y el segundo sin remuneración. El adjunto, sin embargo, tendrá la misma remuneración que el propietario cuando le supla.”

[22] El artículo 79 de la Ley Orgánica señala: “los profesores de idiomas modernos, de taquigrafía y de teneduría de libros, gozarán del suelo de 700 pesos mensuales.”

Por otro lado, se menciona en el artículo 80 que: “el sueldo de los directores de la escuela preparatoria y escuelas profesionales no será menor de 1500 ni excederá de 3000 pesos al año: el de los prefectos será de 600 pesos al año; el de los profesores de ciencias no podrá bajar de 1200 ni exceder de 2400 anuales; el de los profesores de idiomas antiguos será de 800; el de los profesores de artes y oficios en la escuela especial de ellos, no podrá bajar de 360, ni exceder de 600; el de los profesores de la escuela de música no podrá bajar de 360, ni exceder de 800.”

Así en el caso del artículo 82 se menciona que: “los preparadores de física, química e historia natural, gozarán el sueldo anual de 800 pesos.”

[23]El texto es: “las faltas de asistencia en ningún caso les harán perder a los alumnos el derecho de ser examinados al fin de año; pero sí les obligará a sustentar el examen por tiempo mayor del que fijan los reglamentos de las escuelas. En éstos se fijará la regla para aumentar el tiempo de examen en proporción del número de faltas que haya tenido el alumno; el tiempo que se aumente al examen, se empleará de preferencia en cerciorarse de la aptitud del discípulo en las aplicaciones prácticas que se acostumbren hacer durante el curso.”

[24] Así en su primer informe como director de la ENP indica que: ”Consignada expresamente en la Ley de Instrucción Pública para satisfacer una exigencia muy popular, la libertad de enseñanza y, por consecuencia necesaria, la que los alumnos tienen para concurrir o no a las lecciones de sus cursos respectivos, esta escuela, como las otras, pero más sin duda que las otras por la clase de alumnos que a ella concurren, principalmente en los primeros años ha tenido que luchar con una dificultad esencialmente inherente a la reforma mencionada, y que sólo el tiempo y la constancia en el mantenimiento del orden y de la moralidad de los exámenes puede vencer, modificando poco a poco las costumbres de los alumnos y haciendo germinar en ellos la convicción de que estas faltas a las lecciones, aun cuando no les acarrean, como en el sistema antiguo, el perjuicio de perder el derecho a ser examinados -y, por consiguiente, el año correspondiente-, sí hace excesivamente difícil y aún casi imposible la probabilidad de ser aprobados en el examen, aun cuando éste se les conceda.” (Barreda: Primer Informe, (en) Lemoine, op. cit p 196)

[25] Al respecto dice Barreda en el acta del 11 de julio de 1869: ”A continuación, el C. Director Gabino Barreda dijo que, aprovechando la ocasión de que se encontrasen reunidos los ciudadanos profesores, deseaba que se sirviesen tomar algún acuerdo para evitar que los alumnos perdiesen el tiempo destinado a recibir las lecciones, el día en que por casualidad les fuese imposible venir a dar alguna de las que les corresponden, pues por raras que sean estas faltas, sucede entonces que los alumnos pasan sin ocupación alguna, el tiempo que emplean en esperarlos. Que para evitar este mal, convendría tal vez que se fijase con precisión el tiempo que deberá dejarse pasar después de la hora señalada en que el profesor debe principiar su lección en su clase, y pasado el cual se sobreentiende que el catedrático no concurrirá, y se pudiese proceder a suplirlo cuando esto fuese posible o dar ese tiempo otra distribución en provecho de los alumnos. Que, por lo tanto, suplicaba a todos los catedráticos presentes, que de común acuerdo señalasen el que pareciera conveniente, teniendo presente que, aunque no son frecuentes sino raros los casos en que hay estas faltas, debía evitarse en lo posible la pérdida de tiempo de los alumnos y (fomentar) el buen orden de la Escuela” (Acta del 11 de julio de 1869 (en) Lemoine, op cit p 160)

[26] Al respecto dice Barreda: “esta puntualidad, que no sería compatible con el más pequeño desorden del establecimiento, pues éste ahuyentaría forzosamente a los alumnos, es, junto con el número creciente de inscripciones y de aprobaciones, la mejor refutación de las calumniosas aserciones que algunas personas se permiten todavía hacer respecto de la supuesta inmoralidad y del desorden que atribuyen a un establecimiento que no necesita sino ser escrupulosamente examinado e imparcialmente juzgado, para obtener la sanción y aun la simpatía de todo aquel que quiera tomarse ese trabajo; pero que por el simple hecho de haberse puesto en discordia con hábitos tan perjudiciales como inveterados, ha tenido la honrosa fatalidad de concitarse la mala voluntad de multitud de personas que, o no desean avanzar o no comprenden el progreso sino hermanado con el desorden” (Barreda: Último informe del 1 de diciembre de 1877, en Lemoine, op cit pp 212-3; subrayado propio)

[27] El artículo 49 establece: “si en alguno de los exámenes anuales el alumno no manifestare instrucción suficiente a juicio del jurado en alguna de las materias de curso y ésta no fuere de las principales, podrá pasar al curso siguiente, con la precisa condición de repetir el estudio y examen de la única materia en que no hubiere sido aprobado.”

[28] Federico Osorio Altízar se expresa así de la ENP: “rumbo al sequicentario, la Preparatoria actual sigue siendo fuente de renovación educativa. Se actualiza intra y extramuros en un proceso permanente que le permite revisar y ponerse al día de sus métodos de enseñanza, el contenido de sus programas en el seno de cada colegio y como resultado de la opinión de sus profesores, así como la atención al recurso humano más valioso; su personal docente.” Concluye afirmando: “asediada en sus comienzos, cuestionada ayer y hoy, lo mismo que el Alma Mater, amenazada con ser mutilada de la estructura universitaria misma, (...) la ENP se yergue como institución de vanguardia, laica, universalista y defensora de los derechos de los académicos y humanos. En consecuencia, es faro que alumbra en los inicios del siglo XXI.” (Osorio Altízar, Federico: Escuela Nacional Preparatoria: 1867-2003. El pilar de la educación media superior (en) Humanidades. Un periódico para la Universidad. No. 250; 7 de mayo de 2003; p 20)